Opinión | internacional

La Cúpula de Oro de Trump: otro regalo al complejo militar tecnológico

Donald Trump

Donald Trump / ERIN SCHAFF / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO - Archivo

La Cúpula de Oro que, a imitación de la famosa Cúpula de Hierro israelí, ha anunciado el presidente de EEUU, Donald Trump, es otro multimillonario regalo al complejo militar tecnológico de un país cada vez más endeudado entre otras cosas por su creciente gasto en defensa.

En el caso de Trump, todo tiene que ser de oro, como la estatua de sí mismo que, a semejanza de las del líder norcoreano Kim Il-Sung, aparecía en aquel vídeo nefando sobre el resort de lujo con el que soñaba para una Gaza por fin liberada de los molestos palestinos.

Ese escudo con el que el megalómano empresario metido a político aspira a proteger el territorio nacional no se limitará , como la actual defensa antiaérea, a detener los misiles balísticos que puedan lanzar contra EEJJ «Estados canallas» como Corea del Norte e Irán.

Frente a otras grandes potencias atómicas como Rusia o China, Estados Unidos había confiado hasta ahora exclusivamente en su propia y poderosa fuerza de disuasión nuclear.

Pero Trump quiere en el futuro defender al país no sólo de misiles balísticos intercontinentales, sino de todo tipo de armas como los misiles hipersónicos o las que puedan desarrollar en el futuro los países enemigos.

Israel es un país pequeño y la cuestión es si uno de la extensión geográfica de Estados Unidos podrá protegerse totalmente o se trata sólo, como recelan algunos, es de defender ciertas zonas privilegiadas como la capital del país, Nueva York o el Silicon Valley.

Pero, al menos en teoría, Trump quiere que su regalo al complejo militar industrial cubra no sólo EEUU, incluida Alaska, sino también Canadá, que está entre medias, si lo aprueba el Gobierno de Ottawa.

La Cúpula de Oro costará unos 175.000 millones de dólares, pero su financiación- al menos es lo que aseguró el Presidente- está asegurada.

Muchos comparan la Cúpula de Oro de Trump con la Iniciativa de Defensa Estratégica de su antecesor republicano Ronald Reagan, popularmente conocida como La Guerra de las Galaxias.

Aquel escudo protector terminó fracasando, pero contribuyó a una costosísima carrera armamentística que facilitó el desmembramiento de la Unión Soviética y la independencia de los llamados «Estados satélite».

El nuevo proyecto de Trump, si llega a realizarse, no beneficiará solamente a los gigantes del sector armamentístico como Lockheed Martin, Northrop Grumman.

También sacarán tajada del presupuesto del Pentágono las empresas tecnológicas punteras del Silicon Valley como Space X, de Elon Musk, o Palantir y Anduril, detrás de las que está el multimillonario inversor germano-estadounidense de extrema derecha Peter Thiel. n

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