Opinión | Tal cual

El retraso en las infraestructuras de Tenerife es ya histórico

Atascos en la autopista del Norte (TF-5)

Atascos en la autopista del Norte (TF-5) / María Pisaca

Y no lo digo yo –que también tengo mi opinión como ciudadano–, sino que se desprende de un informe elaborado por la Cámara de Comercio, Industria, Servicios y Navegación de Santa Cruz de Tenerife en colaboración con la demarcación provincial del colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

El documento es contundente: «El retraso de Tenerife en materia de infraestructura es histórico, solo hay que mirar, por ejemplo, el estado de nuestras carreteras, para darnos cuenta de que urge activar de una vez por todas medidas que desatasquen esta parálisis».

Pero no se trata solo de carreteras. El informe también menciona carencias en infraestructuras energéticas, hidráulicas y aeroportuarias. Aunque podrían añadirse otros problemas relacionados con el ciclo integral del agua o la falta de construcción de viviendas, hospitales, residencias de mayores o centros de día.

Además, el estudio señala que muchos de los problemas que sufrimos los ciudadanos se deben a la falta de una correcta planificación y ejecución de las obras que se eternizan en el tiempo, duplicando muchas veces el costo inicial previsto.

Los ejemplos son numerosos y sangrantes: la variante de La Laguna que busca el desdoblamiento que conectaría Guamasa con Lora Tamayo; la ampliación de la segunda pista del aeropuerto Tenerife Sur; el cierre del anillo insular, pendiente desde hace décadas; la ampliación a tres carriles de la TF-5 y TF-1; las obras de mejora del puerto de Los Cristianos, cuyo entorno actualmente se ve colapsado; el nuevo enlace de la Chafiras, cuya ejecución supera los 35 meses de retraso y sus obras conforman un embudo diario que ocasionan colas kilométricas en ambos sentidos…, entre otros proyectos.

Canarias, y especialmente Tenerife, sufre un problema de superpoblación –la isla crece a un ritmo de más de 12.000 personas al año–, que, añadido a un déficit de infraestructuras alarmantes; una sanidad colapsada (1,4 camas por 1000 habitantes, frente a 3,2 de la UE); a una falta de construcción de vivienda pública que cubre menos del 15 % de la demanda; una movilidad congestionada (800 vehículos por cada 1000 habitantes, la ratio más alta de España); conforman una tormenta perfecta. Y eso, a pesar de que los fondos europeos destinados a estos fines están comprometidos, pero solo un 28 % han sido ejecutados.

No hay que olvidar que Canarias vive –por suerte o por desgracia– de y para el turismo. Los demás sectores, o se han automarginado o languidecen por falta de apoyo. Esto quiere decir que el mantenimiento adecuado de las conexiones aeroportuarias y viarias –que conforman el esqueleto de la economía isleña– son necesarias e imprescindibles para evitar llegar un día al caos total. Lo de la construcción de la segunda pista del aeropuerto del Sur es algo que debería ser innegociable.

Los datos son alarmantes: más de 60 aeronaves sobrevuelan cada hora los cielos del archipiélago y, en periodos vacacionales, como ha sucedido esta última Semana Santa, el tránsito de aviones por el espacio aéreo canario se incrementó en un 35 %. Simplemente recordar que la red de aeropuertos de nuestra comunidad autónoma el año pasado, en 2024, superó por primera vez los 50 millones de pasajeros, lo que viene a multiplicar por 25 el número de habitantes de Canarias.

Por ello es tan importante la construcción de una segunda pista en el aeropuerto de Tenerife Sur Reina Sofía. Este proyecto, diseñado para aumentar la capacidad aeroportuaria y mejorar su operatividad, fue planteado en el 2008, y, como era previsible, aún no se ha materializado, y lo que te rondaré, morena.

Igual sucede con la ampliación del tranvía hasta el aeropuerto del Norte, o la construcción de los trenes tanto para el Norte como para el Sur cuyos debates se remontan a hace 20 años. Todo son proyectos, palabras, promesas… incumplidas, al menos, hasta ahora.

Es evidente que a los gobiernos, tanto anteriores como al actual, les ha faltado una política previsora que se anticipara a los problemas futuros, en lugar de limitarse a aplicar soluciones improvisadas para salir del paso. En definitiva, se echa de menos una voluntad resolutiva para llevar a cabo los proyectos que esta sociedad canaria demanda y necesita.

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