Los wasaps

Los wasaps que ha filtrado y publica estos días «El Mundo» con las conversaciones entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos arrojan otro significado más que el de refrendar el callo más desnudo de unos personajes y sus lóbregas conciencias, que ya conocíamos. Pueden ser también la punta de un iceberg, una sospecha que el propio Ábalos alimenta al asegurar que ha guardado todo esta clase de mensajería por si en algún momento tiene tiempo para escribir sus memorias. Ufano, presume de haber vivido un momento histórico formando parte importante de un Gobierno, y haciéndolo además de la manera en que lo hizo y saltó hace meses a la actualidad en medio de la penúltima espiral de corrupción socialista.

Es indudable que Ábalos, el hombre de la máxima confianza del Presidente con quien intercambia mensajes cuarteleros sobre los barones díscolos, pretende hacerse notar para no tener que comerse él solo el marrón. Esta advertencia obra en el conocimiento general y de Sánchez, tanto si la filtración, como algunos sospechan, ha sido del mismísimo exministro para avisar de que o le ayudan a salir de esta o van unos cuantos más detrás, como si los mensajes que forman parte de la investigación de la Guardia Civil salieron de otros. Como es natural, de la ultraderecha o cualquier paracaidista de las fuerzas del mal. Mientras tanto el Gobierno anuncia, sin concretarlo del todo, que va a llegar hasta el final para proteger la privacidad del Jefe y que ejercerá acciones legales. Es la forma de conocer si ha existido delito; en adelante también sabremos si la filtración se queda en simple aviso a navegantes o existen en el disco duro otras conversaciones comprometedoras dignas de ser reveladas.