Opinión | Internacional

En todas partes se escuchan tambores de guerra

Zelenski se reunirá el sábado en Kiev con líderes de países dispuestos a enviar tropas

Zelenski se reunirá el sábado en Kiev con líderes de países dispuestos a enviar tropas

La desesperación de unos y otros por la falta de desenlace de la guerra de Ucrania aumenta las declaraciones amenazantes y vuelve cada vez más peligrosa la actual situación.

Un reciente informe polaco proponía cerrar el mar Báltico a las naves rusas para supuestamente proteger las turbinas eólicas que hay en esas aguas.

Y presentaba opciones como la instalación de equipos especiales en las turbinas para el control de seguridad, pero que podrían servir igualmente para guiar los misiles antibuques NSM.

Otra propuesta es la de emplear para el control de ese mar a compañías de seguridad privadas, que tendrían el apoyo de la Armada polaca.

Estonia, país del que fue primera ministra la actual vicepresidenta de la Comisión Europea Kaja Kallas, ha propuesto a su vez hundir los buques rusos que violen en el Báltico unas reglas unilateralmente establecidas por las pequeñas repúblicas bálticas.

Voces ésas y otras que parecen empeñadas en prolongar una escalada militar que podría abocar incluso por accidente en una guerra total.

Un analista italiano comentaba con ironía al respecto que el propio presidente de EEUU, Donald Trump, parece razonable cuando dice cosas como que la mejor concesión que podría hacer Rusia a Ucrania sería no ocupar todo el país.

Al secretario del comité de Seguridad Nacional de la Rada (Parlamento ucraniano), Roman Kostenko, no se le ocurrió otra cosa que decir que si se suspendiesen las hostilidades, Ucrania debería de todas formas intensificar sus actividades en Rusia y llevar a cabo allí asesinatos políticos.

Un oficial ruso explicó recientemente a un grupo de analistas de su país que las negociaciones con Kiev de las que continuamente se habla son sólo «un circo» y no servirán de nada.

Y añadió que si se lleva ese asunto a su lógica conclusión, las Fuerzas Armadas ucranianas se modernizarán, aumentarán sus efectivos ya que Kiev reclutará a los jóvenes y continuará la guerra.

Sólo que en esa fase del conflicto, explicó, las pérdidas rusas, tanto de militares como de civiles, serán mucho más elevadas, y también mucho mayor la destrucción tanto de las zonas habitadas como de las infraestructuras.

Al mismo tiempo, según dijo, los países europeos habrán podido reconstruir sus ejércitos gracias al programa de rearme previsto por Bruselas y es en ese caso difícil que Estados Unidos, que tal vez entonces tal vez no esté ya gobernado por Trump, permanezca al margen.

«No hay que hacerse ilusiones», advirtió el militar ruso a quienes le escuchaban. Y agregó: «No hay alternativa. Por eso hay que llegar hasta el final y hacerlo ahora (…) cuando la iniciativa está de nuestra parte».

«En caso contrario –explicó–, nuestros muertos no nos perdonarán. Ni nos perdonarán quienes lucharon por nuestro país entre 1941 y 1945. Tampoco entonces estábamos preparados, y estábamos muertos de cansancio, pero resistimos hasta el final».

En todas partes se escuchan tambores de guerra.

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