Opinión | Al azar

Rafael Rullán, el primer gigante

Muere a los 73 años Rafa Rullán, el histórico jugador del Real Madrid

Muere a los 73 años Rafa Rullán, el histórico jugador del Real Madrid / Liga Endesa

La estatura intelectual o física no ha sido por tradición genética una característica española. La talla de la transición política no daba para pívots, igual que la inconstancia mantiene al país alejado hoy de las disciplinas reinantes en atletismo o natación. En aquel panorama de brega fogosa pero estéril emergió Rafael Rullán, el primer gigante sin deformidad que liberó al baloncesto de complejos desde las prestaciones silenciosas de sus 207 centímetros. Al anular atavismos, contribuyó a consagrar al segundo deporte de equipo que abarrotaría por sistema los pabellones hasta hoy mismo.

Alargado y serio como un santo del Greco, silencioso como buen mallorquín, Rullán se emparejó con toda la barba a los colosos estadounidenses, donde Clifford Luyk se erigió en el referente estético todavía no superado. El pívot ahora fallecido se especializó la pausa mortífera de un deporte acelerado. Al acercar las canastas con sus centímetros, aferró la convicción de que habían llegado para quedarse. Cuesta imaginar un juego más extraño, pero comparte con los demás entretenimientos las características del triunfador, regularidad y normalidad.

Rullán era regular porque tomaba la decisión correcta en un porcentaje apreciable de ocasiones. Compatibilizaba los éxitos crecientes en todas las competiciones con la sabiduría de aceptar la sumisión de su desempeño a un colectivo, aceptaba las cuotas sin inflarlas. En cuanto a la normalidad, el primer gigante no reclamó Academias ni privilegios urbanísticos. Había que recordarle su condición estelar. Quizás por su altura natural, habitaba en las antípodas de estos tiempos en que los grandes deportistas se han convertido en las últimas celebridades residuales, como si la sociedad le debiera la bolsa y la vida a una constelación de privilegiados que se desenvuelven con una pelotita en pies o manos. No parece el mismo deporte de los tiempos de Rullán, y tampoco lo miramos igual. En cuanto a la adscripción geográfica del talento y el talante, sólo otro balear iguala la longevidad del ahora fallecido en el Madrid de baloncesto, el menorquín y siempre infravalorado Sergio Llull.

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