Opinión | RETIRO LO ESCRITO

Todo marcha bien

Beatriz Corredor anuncia que no dimitirá y que jamás se volverá a producir un cero eléctrico salvo en el caso de que se produzca un cero eléctrico

Barcelona 22/04/25 Sociedad. Imágenes de calles totalmente oscuras y actuación policial durante la noche del lunes 28 de Abril, tras el apagón eléctrico. Zona: eixample, consell de cent. Locales totalmente apagados y algunso con velas. Otros con problemas para cerrar las persianas eléctricas.  Turistas en la calle esperando a encontrar una solución para seguir su viaje. AUTOR: MANU MITRU

Barcelona 22/04/25 Sociedad. Imágenes de calles totalmente oscuras y actuación policial durante la noche del lunes 28 de Abril, tras el apagón eléctrico. Zona: eixample, consell de cent. Locales totalmente apagados y algunso con velas. Otros con problemas para cerrar las persianas eléctricas. Turistas en la calle esperando a encontrar una solución para seguir su viaje. AUTOR: MANU MITRU

Las cosas van como era previsible. Beatriz Corredor anuncia que no dimitirá y que jamás se volverá a producir un cero eléctrico salvo en el caso de que se produzca un cero eléctrico. El presidente no deja de filtrar a los medios amigos lo enfadado que está, en particular con los agentes privados, sin excluir a REE, un cabreo que le motivó a arrastrar a las vicepresidentas y a varios ministros a la sede central de REE, porque el Gobierno, cuando estallan las grandes crisis, siempre se reúne en las sedes de las empresas privadas. A continuación varios ministros –con especial énfasis del sinvergüenza Oscar Puente– han atacado a las empresas eléctricas.

No venía mucho al caso, pero era lo que marcaba el guión. «Como si no ganaran bastante dinero», clamó el coro griego gubernamental, que en realidad se parece más una chirigota disfrazada de bolcheviques. Algunos (muchos) han recordado que las grandes eléctricas controlan las compañías de energía renovables, pero en realidad da exactamente lo mismo. La realidad ya no funciona siquiera como excusa. Lo importante es que a) La responsabilidad recaiga sobre otros; b) Se pueda dulcificar lo que ocurrió, sobre todo, desde medios de comunicación y redes sociales. ¿Han visto ustedes que en doce horas todo estaba arreglado?, y c) Pase el tiempo, salpimentado con tres o cuatro ocurrencias y chismes progresistas, y la propia gente acabe por restarle importancia a lo ocurrido, que mañana tengo un día endiablado en el curro, y el mayor me ha suspendido la mitad de las asignaturas y a la abuela no la operarán de la rodilla hasta noviembre y todavía tenemos suerte.

Más recientemente la ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagensen, ha subrayado que es «injusto» señalar a las renovables como responsables del apagón. Pero nadie ha hecho tal cosa salvo algunos centenares de cuñados con diarrea en X. Lo que se ha comentado hipotéticamente es que ante el cambio del mix energético en el último cuarto de siglo el sistema de distribución de la energía eléctrica podría no haber implementado (con perdón) las novedades organizativas, técnicas y operativas imprescindibles para garantizar con solvencia la estabilidad del suministro. Se me antoja una observación muy prudente. La resiliencia de la red debería superar mejor las perturbaciones, «con más capacidad de reacción de inercia, con más fortaleza», según Luis Atienza, un economista de prestigio, no una registradora de la propiedad que ha comprobado que quien tiene un amigo tiene un tesoro.

Debe mejorarse –porque así se mejora la reacción de inercia– la interconexión eléctrica con el resto de Europa «con muchas turbinas hidroeléctricas disponibles o con centrales síncronas». Y todo eso exige una estrategia debidamente planificada y financiada. Una estrategia compartida por los dos grandes partidos políticos de las Cortes, porque la energía, como la sanidad, la educación, las relaciones exteriores o la I+D+i, forma parte del paquete de consensos que son la base de un país razonable, de una democracia parlamentaria madura, de un sistema de partidos más o menos eficiente. No es el caso. Al Gobierno lo que le interesa es que a nadie se le ocurra pedirle responsabilidades.

Lo que anhela la oposición es trasformar las responsabilidades del Gobierno en actos demoniacos de orden ideológico, no en errores políticos. Un aquelarre rogelio que lo incapacita ya no para la gestión pública, sino simplemente para explicarse. Hasta el momento los socialistas salen mejor parados: disponen de mejor mentefactura, en el Gobierno y en el partido, para vencer en esta ridícula y vomitiva guerra civil simbólica que paraliza el país, conspira contra su desarrollo, impide las reformas estructurales e idiotiza a las élites políticas: una patologización de la democracia representativa y una herida mortal a la autonomía y la creatividad de la sociedad civil.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents