Opinión
José Manuel Ledesma Alonso
Patrimonio industrial de Santa Cruz de Tenerife: Refinería de petróleos
Los trabajos de montaje de la planta de la capital tinerfeña duraron ocho meses, inaugurándose el día 29 de noviembre de 1930

Refinería de petróleos de Santa Cruz de Tenerife, en una imagen de 1963. / E. D.
En los primeros meses del año 1929, el presidente de la Bethelenem Steelm, Preckler, se reunió con el alcalde de Santa Cruz, Santiago García Sanabria, y con el presidente de la Junta de Obras del Puerto, Eloy Sansón, para exponerles la construcción de una refinería de petróleos en la costa sur de la capital. Las obras de montaje de la Refinería duraron 8 meses, inaugurándose el 29 de noviembre de 1930. Días antes, había llegado el buque tanque El Oleander, de la Royal Navy, con 7.500 toneladas de crudo venezolano destinado a rellenar los depósitos de Cepsa.
La unidad de refino Visbreaker tenía una capacidad de 5.000 barriles al día, y el producto elaborado se destinaba a la Península, a nuestro pobre mercado insular, y al suministro de buques de escala en el puerto. También se producía propano, butano, gasolinas, ATK o combustible para aviones, gasóleos de automoción, fuel-oil de bajo índice de azufre, etc.
La crisis económica mundial, derivada de las continuas guerras -Civil y Mundial- estuvieron a punto de interrumpir la fabricación por falta de buques tanques que trajeran la materia prima.
Como la refinería quedó encajada dentro de la ciudad, el Control de Emisiones Industriales que medía diariamente los parámetros de contaminación, les obligó a colocar sensores en las chimeneas para medirla de forma continua. Por su parte, la Refinería intentó evitar el impacto visual que producían los depósitos de combustibles, tanto cilíndricos como esféricos, pintándolos con alegres colores.
Como hacía varios años que la refinería permanecía inactiva, en junio de 2018, el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez Esparza, y el vicepresidente y consejero delegado de la compañía Cepsa, Pedro Miró, firmaron un acuerdo de colaboración por el que los 573.000 metros cuadrados de terreno de la Refinería serían regenerados para crear una gran zona de expansión público-privada, habilitando su suelo para uso residencial y turístico, con espacios verdes (67%), dotaciones y equipamientos públicos (33%). Entre los objetivos figura la recuperación del encuentro ciudad-mar, conformando un gran espacio multifuncional a través de una zona de baño, un puerto deportivo, y un paseo marítimo peatonal y ciclista.
En este proyecto, denominado Santa Cruz Verde 2030, considerado único en el mundo, pues no existe precedente de transformación de una zona industrial (Refinería) en un área urbana, también participa el Cabildo de Tenerife, el Gobierno de Canarias y otras administraciones.
El trazado viario tendrá una nueva entrada rápida a la ciudad por el Sur, así como una nueva Rambla de penetración a la capital, considerada como la espina dorsal de la nueva urbanización. En el apartado de dotaciones públicas, el 41% de suelo de titularidad municipal se reservará a zonas verdes, mientras que un 10% estará dedicado a generar espacios donde se instalen equipamientos socio-sanitarios, docentes, culturales, social-asistenciales, de seguridad ciudadana, etc. También está previsto construir el nuevo intercambiador de transporte, que formará parte del proyecto del futuro tren del sur de la isla.
En esta zona, en 1992, el alcalde José Emilio García Gómez había logrado impulsar el ensanche de la ciudad en terrenos propiedad de la Refinería, urbanizando el espacio que ocupaban los barrios de El Cabo y Los Llanos, donde se levantarían el Parque Marítimo César Manrique, el Palmetum, el Centro Internacional de Ferias y Congresos, el Auditorio, el Palacio de Justicia, el Intercambiador de Transportes, etc.
Los elementos materiales más característicos de la Compañía Española de Petróleos, que conformaran parte del Patrimonio Industrial de Santa Cruz de Tenerife, estará instalado en el Almacén General, edificio de forma rectangular con una sección de siete calles separadas por pilares, así como en la Casa de Piedra, construcción rectangular realizada con muros de piedra vista.
Los elementos que se expondrán serán: la torre del agua, depósito cilíndrico situado en altura, cuya función era la refrigeración en caso de incendio; la central térmica para producir vapor de alta presión y generar electricidad; la antorcha, elemento de seguridad cuya función era eliminar gases y fluidos; el Silbato de vapor, conocido como reloj de la ciudad, ya que desde 1939 marcaba el inicio y término de la jornada laboral de los operarios; un surtidor de gasolina súper, de la factoría alemana Schwelmer Eisenwerk, que dispone de un contador de volumen del combustible conectado con una turbina que medía el flujo del líquido dispensado. También un extintor contraincendios portátil, de fabricación inglesa; dos camiones de bomberos del equipo contraincendios; una bomba alternativa Worthington de doble efecto, para el bombeo de agua y sosa diluida; una bomba de aire.
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