Opinión | El lápiz de la luna

Dime si estoy guapa

Los expertos advierten que las personas con un TCA suelen sufrir un mayor estrés durante las Navidad

Los expertos advierten que las personas con un TCA suelen sufrir un mayor estrés durante las Navidad / Redacción

La semana pasada la influencer Tamara Gorro habló sobre el Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA) que casi la lleva a la muerte. Esos mismos días Raquel Valle, abogada y creadora de contenido, también visibilizó en sus redes el proceso de superación de este trastorno. En el caso de Gorro, explicó que, en un principio, su pérdida de peso estaba ocasionada por el proceso depresivo que atravesaba. Pero sucedió que tanto sus seguidores como la gente de su entorno, lejos de preocuparse por su salud emocional, empezaron a validarla por su físico, lo que reforzó la idea de que delgada estaba más guapa. Hace un año y medio perdí bastante peso. Trabajaba en un lugar cuyos valores no estaban en sintonía conmigo. El café de la mañana que tanto disfruto mientras leo la prensa quedó sustituido por un vaso de agua y el desayuno del recreo se quedaba casi siempre en el túper porque no había manera de bajar el bocata de Nutella entre tanta hostilidad. Lo curioso es que los comentarios que recibía de mi entorno eran un peligroso reforzador para mantener una delgadez que no era elegida, sino sufrida. Sí, cuando algo me preocupa se me cierra el estómago. La confesión de Gorro sobre cómo las opiniones ajenas fomentaron un TCA y la revelación de Valle acerca de que ese día había podido comerse medio sándwich sin vomitar me entristecieron enormemente. A los pocos meses, cuando cambié de trabajo, recuperé mi peso, incluso diría que algún kilo de más, y para mi sorpresa también aumentó el desprecio velado de quienes con cara de fos me decían «Estás más gordita». «Ay, has subido de peso». Como si yo no tuviera espejos en mi casa. No voy a negar que mi autoestima se tambaleó, pero, por suerte, y porque en esos momentos contaba con los recursos intrínsecos necesarios, seguí adelante sin mayores consecuencias. En cambio, al escuchar el testimonio de estas valientes mujeres me pregunto qué habría ocurrido si estos juicios sobre mi físico me hubiesen pillado con la guardia más baja. ¿Se dan cuenta de lo fácil que es joderle la vida a una persona? Y no, no me vale que me digan que la responsabilidad del TCA la tiene la persona que lo sufre, porque los TCA están fomentados por esta sociedad gordofóbica que va de progre, de sorora, de feminista y después, a la primera de cambio, ya sea a través de las redes sociales usando el anonimato o en la vida real detrás de un falso comentario amistoso, repudiamos el cuerpo de los otros. Perdón, de las otras, porque a quienes se les critica la talla es a nosotras. La marca «Desigual», con la actriz Ester Expósito como imagen de la campaña, ha sacado una línea de ropa con las siguientes frases en las camisetas: «No una muñeca» o «No soy tu tema de conversación». Expósito, a quien también le llovieron críticas por subir algún kilo, reivindicó en una entrega de premios en la que fue galardonada la importancia de no hablar de los cuerpos de las mujeres porque no sabes qué hay detrás de cada pérdida o de cada aumento de peso y porque tus innecesarios comentarios pueden perjudicarle seriamente la salud a una persona. Hay miles de temas de los que charlar y, si no se te ocurre ninguno porque eres poco creativo, usa ChatGTP y que te inspire. Fíjense, estoy totalmente en contra de la IA, pero si lo que vas a decir es sobre el cuerpo de alguien, de verdad, úsala, seguro que te da ideas menos dañinas. Salud y buenos alimentos, señores, que la vida es una y nadie debería perderla porque haya quienes no se muerdan la lengua a tiempo y se envenenen.

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