Opinión | Lo que los ojos no ven
Domingo Medina
Casa Bigot
La vivienda del número 60 de la que entonces se llamaba calle Los Mesones fue construida en el año 1654 por un platero de origen francés

Fachada de la Casa Bigot / Mari Cruz del Castillo Remiro
La calle de Los Herradores, la más larga del casco histórico de La Laguna, comienza en la plaza de San Cristóbal y calle Barcelona, terminando en su encuentro con la plaza del Doctor Olivera. Antiguamente se le conoció como camino que va a Santa Cruz y calle de Los Malteses. También como Alfonso XIII con motivo de la visita que el rey realizó el 27 de marzo de 1906 a La Laguna. Durante la dictadura se denominó General Franco. Pero el nombre antiguo que más perduró fue el de Los Mesones, porque en esta vía, que siempre fue muy comercial, se instalaron varios mesoneros. El nombre que ha permanecido hasta nuestros días, el de Los Herradores, se debe a los artesanos del hierro, el carbón y la fragua, que, junto con otros oficios, convirtieron esta calle en una de las más populares de la ciudad. También por el tráfico que discurría de carretas, ómnibus, guaguas y todo tipo de vehículos que circulaban en dirección al Norte.
La casa que hoy visitamos en esta calle, en el número 60, fue construida en el año 1654, cuando se llamaba de Los Mesones, por su propietario, un platero de origen francés nacido en Rouen, ciudad del noroeste de Francia, capital de la región de Normandía y del departamento del Sena Marítimo, que se encuentra a unos 100 kilómetros de París. Esta vivienda es un ejemplo de casa comercial con granero y balcón corrido. Sin duda es la edificación de mayor calidad desde el punto de vista de su concepción y de los materiales que se emplearon, de similares características a la de Casabuena; a la Casa Colombo, ambas instaladas también en la misma calle; a la Casa de Olivera, en la de San Agustín; y a la Casa Ossuna, en la de Juan de Vera. La Casa Bigot está considerada como uno de los primeros ejemplares de casa comercial con granero y balcón corrido que se hicieron en la ciudad.
El año 1620
Claudio Bigot, hijo de Guillermo Bigot, dedicado al comercio, se instaló en La Laguna en 1620. Contrajo matrimonio en la parroquia de Nuestra Señora de La Concepción con Ana María Franco Fernández de Villareal. La familia Bigot tuvo un gran arraigo en La Laguna y La Orotava. Ana María Bigot y Villareal contrajo matrimonio en la iglesia de La Concepción lagunera con Pedro de Róo, quien fundó la capilla de La Trinidad en la parroquia matriz, donde yace en sepultura propia con el escudo de armas de su linaje. Fue un mercader flamenco fallecido en La Laguna en 1703, primero de esta familia que se instaló en dicha ciudad, y cónsul general de Flandes en las Islas (Alfonso Soriano Benítez de Lugo). Claudio Bigot construyó la vivienda sobre otra, propiedad de su suegra, llamada Violante Ramírez, donde había una bodega que daba frente a la calle de La Carrera y a la de Los Mesones. La casa de tres pisos, alineada de forma simétrica, tiene en la parte baja tres puertas con cuarterones de madera con forma romboide. En la siguiente planta hay tres ventanas. La del centro, coincidente con la puerta principal, tiene un paño de cantería donde se indica su fecha de terminación y el nombre de su propietario. En la tercera planta está el granero y en la fachada, un balcón de tipo cubierto con tejado, parapeto decorado con cuarterones y balaustres torneados.

Una de las tres puertas de la vivienda. / Mari Cruz del Castillo Remiro
Como vivienda comercial, sabemos por el testamento de su primer propietario, según Martín Rodríguez, que tuvo una tienda de mercería. A lo largo de los años esta vivienda, de uso mixto, ha llegado hasta nuestros días simultaneando uso residencial y distintos destinos comerciales. En 1907 se instala en el inmueble el estudio de fotografía de Enrique Ábalos, del que se conoce que se casó en La Laguna, dedicándose principalmente a la fotografía artística. En la mitad del siglo XX, y durante muchos años, en esa vivienda funcionó un negocio de comestibles llamado La Cooperativa, donde se podían adquirir, a pesar de la dificultad de la época, una gran variedad de productos, especialmente a granel. Posteriormente, los distintos negocios que se han establecido en este inmueble han sido tiendas dedicadas a la venta de tejidos y confecciones.
En esta calle de Los Herradores, en el pasado siglo XX, eran muy concurridas las tertulias que se celebraban en las trastiendas de los negocios. Célebre fue la de Víctor Núñez, comerciante, pintor y político en la sombrerería y peletería fundada en 1865, comercio que aún permanece en activo. En La Laguna se decía que en esta tertulia llegó a participar el querido obispo Domingo Pérez Cáceres. Muy cerca de la anterior estuvo la conocida latonería de Wenceslao Yanes González y sus hijos, donde se fabricaban artesanalmente, con yunque y fragua, elementos decorativos, tanto para interior como para los jardines de las viviendas, farolas, regadores, cubos… También arreglaban todo tipo de menaje de cocina y se soldaban calderos, sartenes o lecheras. En este taller se reunían muchos laguneros en la sobremesa, tertulianos que participaban de ellas antes de comenzar a trabajar en sus respectivos negocios que normalmente estaban cerca.
El sacerdote Luis Álvarez
En la Casa Bigot vivió durante años, con su hermana Maruca, el sacerdote natural de La Orotava Luis Álvarez García, que fue canciller-secretario de la Diócesis de de La Laguna y, posteriormente, canónigo lectoral de la Catedral lagunera, siendo nombrado el 16 de enero de 1984 superior delegado de La Santa Sede para Restauración de la Orden de los Hermanos de Belén (Bethlemitas). Renunció a sus anteriores cargos y dignidades, y comenzó a llamarse, por voluntad propia, fray Luis de la Cruz, haciendo votos perpetuos de castidad y obediencia. Cambió su sotana roja por el humilde hábito que llevó desde su fundación el hoy Santo Hermano Pedro. La Orden Bethlemita queda restaurada oficialmente en Guatemala el 2 de febrero de 1987 y tiene su sede la curia en San Cristóbal de La Laguna.
Las familias Bigot, Róo, Mustelier, Casabuena y Colombo fueron, entre otras, las primeras comerciantes que, procedentes de Flandes, Alemania, Portugal y Francia, establecieron sus actividades comerciales en La Laguna desde su fundación.
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