Opinión | Tal cual

¿Ha cometido Trump un error de cálculo?

El presidente de EEUU, Donald Trump, al final de la pasada semana en la Casa Blanca.

El presidente de EEUU, Donald Trump, al final de la pasada semana en la Casa Blanca. / ALEX BRANDON / AP

El influyente politólogo Steven Levitsky advierte que Donald Trump está convirtiendo a Estados Unidos en un país autocrático, y expone que el modo en que el presidente está dinamitando el sistema es desde dentro. La manera de hacerlo es la que llevan a cabo todos los autócratas que acaban convirtiéndose en dictadores: «Sitúan a leales en organismos estatales, como el Tribunal Constitucional, el Poder Judicial, los servicios de inteligencia o los organismos reguladores, y los usan para presionar a sus oponentes políticos, desgastarlos y reducir sus posibilidades de ganar las próximas elecciones. Al mismo tiempo intentan someter o silenciar las voces críticas, como las de los medios de comunicación, los científicos u otros actores de la sociedad civil».

¿Les suena de algo ese modus operandi?

Trump intenta centralizar todo el poder –ejecutivo, legislativo y judicial– en la Presidencia. De hecho, la imposición de tipos desorbitados de aranceles a casi todo el planeta –con la excepción, curiosamente, de países comunistas como Rusia, Cuba, Corea del Norte y Bielorrusia– es una medida que corresponde, como único privilegio, al Congreso de EE. UU. Y que Trump se ha saltado aprobando una orden ejecutiva –de las cientos que ha firmado desde que llegó a la Casa Blanca– con la excusa de proteger la competitividad y fortalecer la economía.

Es cierto que EE. UU. tiene un déficit comercial con el resto del mundo –compra más de lo que vende–, al igual que otros muchos países. La cuestión radica en si tiene la capacidad de fabricar, explotar o cultivar determinados productos a precios competitivos, o si resulta más económico importarlos. Y no solo se habla del coste de los productos, sino si los estadounidenses disponen de suficiente mano de obra. Basta con viajar por EE. UU. para constatar que la inmensa mayoría de los inmigrantes trabajan en construcción, transportes, hostelería, alojamiento, agricultura o manufacturas.

El error de cálculo de Trump ha sido creer que conseguiría sus objetivos mediante la extorsión, las amenazas y los insultos –como que le besen el culo– a través de la imposición de aranceles, exigiendo además fidelidad a países, empresas tecnológicas, universidades y medios de comunicación. Aunque previó que los mercados bursátiles –donde aproximadamente un 60 % corresponde a acciones y un 40 % a bonos– se desplomarían durante varios días e incluso semanas, no contó con que el miedo, el pánico y la incertidumbre hicieran mella en los millones de inversores cuyo capital no solo está expuesto en bolsa, sino que también se ha visto afectado negativamente en el mercado de la deuda. Y esto es otro cantar.

Cuando se habla de bonos, no se trata de vender o comprar acciones, sino de deuda –préstamos– del propio gobierno americano. Un dinero que se le pide a los inversionistas a cambio del pago de un interés determinado. El día 8 de este mes, los tenedores de estos bonos entraron en pánico y comenzaron a venderlos. Trump parece ignorar que la incertidumbre en los negocios puede desencadenar en una crisis económica. Incluso China ha comenzado a vender de manera masiva parte de los bonos estadounidenses que poseen, lo que ha provocado la caída del precio de los bonos y, en consecuencia, el aumento de la rentabilidad –el porcentaje que se paga sobre ese precio–.

Precisamente, China ha respondido a las amenazas arancelarias de Trump imponiendo aranceles del 125 %. Además, el portavoz de Asuntos Exteriores chino ha advertido: «La presión, la coerción y las amenazas no son la forma correcta de tratar con China. Poner a China bajo extrema presión es apuntar al objetivo equivocado y, por consiguiente, es cometer un error de cálculo. Si EE. UU. tiene la intención de comenzar una guerra comercial arancelaria o de cualquier otro tipo de guerra, China no retrocederá ni un ápice».

La cuestión clave es determinar si Trump es consciente de haber cometido un error de cálculo y si tomará medidas para rectificarlo o, por el contrario, persistirá en sus treces. ¿Habrá llegado a su fin la era de la Globalización? Con Trump, cualquier escenario parece posible.

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