Opinión | Retiro lo escrito

No basta con mejorar los salarios

Jorge Marichal, presidente de Ashotel, y Victoria López, vicepresidenta, ayer durante la rueda de prensa.

Jorge Marichal, presidente de Ashotel, y Victoria López, vicepresidenta, ayer durante la rueda de prensa. / El Día

El acuerdo salarial firmado entre la patronal turística y los representantes sindicales para la provincia de Las Palmas es – sin alharacas ni exageraciones – un buen acuerdo, empezando por la subida salarial de un 9% a lo largo de los próximos doce meses, y el papel de ha jugado en el mismo la consejera de Turismo y Empleo, Jessica de León, no ha sido menor. A ver si espabilan empresarios y sindicatos en la provincia tinerfeña en las próximas 48 horas: corren rumores que el presidente de Ashotel, Jorge Marichal, no está precisamente por la labor, porque supone que los sindicatos, en Tenerife, no disponen de suficiente fuerza movilizadora para causar problemas en el sector, y en especial, en los grandes hoteles, donde, por cierto, la afiliación no está, por decirlo así, particularmente bien vista. Los salarios, en la provincia tinerfeña, son ahora mismo, antes de cualquier subida, un 20% inferiores a los de la provincia de Las Palmas. Los portavoces marichaleros han demostrado el tonelaje de sus gónadas argumentando que desde 2018 los salarios ha subido en la hostelería un 20%. Eso quiere decir, si el porcentaje fuera cierto, que se ha subido menos de un 3% de media anual en los últimos siete años.

Los empresarios turísticos llevan varios años ganando mucho dinero. Y está muy bien. Pero los sueldos, en muchos de los centros alojativos turísticos, están congelados, lo que se combina con una picaresca abusiva, como imponerte como subida salarial un aumento real de la jornada de trabajo a través de horas extras que, por supuesto, no se declaran como tales. Particularmente en los hoteles tinerfeños son muchos años. Incluso lustros de boicot a las fuerzas sindicales, de congelación de los convenios, de negativa a la negociación bajo las más diversas y a menudo extravagantes excusas. El fortalecimiento del turismo como actividad económica es paralelo a la debilitación de las fuerzas sindicales y de la protección de los intereses de los trabajadores. Y esa situación se está reproduciendo en La Palma y, particularmente, en La Gomera. Por eso uno de los objetivos de cualquier Gobierno autonómico debe consistir en aumentar la plantilla y la actividad de los inspectores de trabajo en los hoteles, apartamentos, restaurantes y bares. Antes de la pandemia eran apena una treintena los inspectores turísticos en plantilla. Ignoro si han aumentado.

Obviamente no basta con los aumentos salariales. Para reforzar la calidad de los empleos son imprescindibles las políticas públicas. La redistribución de la renta no es eficiente ni eficaz si únicamente se incrementan los sueldos. En toda experiencia gubernamental en zonas turísticas existen dos demandas centrales: el transporte público y la atención a los hijos menores. Es imprescindible reformar y rediseñar la red de los servicios de guaguas para adaptarlas a las zona turísticas. Por poner un ejemplo inmediato: no es tolerable que solo salga una guagua cada media hora desde San Isidro a la costa tinerfeña, cuando debería salir un vehículo cada diez minutos. En cuanto a las escuelas infantiles es pasmoso que en Tenerife hayan abierto centros en los municipios de Santa Cruz, La Laguna o Los Realejos o en Gran Canaria en Las Palmas y Guía. En los sures turísticos, ni una. Es una auténtica chaladura, una evidencia más del despiste político-administrativo que nadie paga nunca políticamente. Uno de los principales obstáculos para aceptar un empleo (y en Canarias, excluidas las administraciones públicas, dos de cada tres empleos, están relacionados directamente con el turismo) es la priorización de la crianza de los hijos pequeños. En definitiva: son imprescindibles políticas públicas y programas adaptadas a la realidad territorial y sociolaboral de la actividad turística. Y si no se hace así la subida salarial será un suspiro de alivio para hoy y una decepción para mañana.

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