Opinión | Observatorio

Joan Tapia

¿El caos de un depredador?

¿El caos de un depredador?

¿El caos de un depredador? / El Día

La «liberación» de Trump ha acabado con unos aranceles más altos de lo previsto a Europa, China y otros países. América alcanza así el mayor grado de proteccionismo de su historia. Trump no ha actuado por ningún cálculo racional, sino por sus creencias proteccionistas y ultranacionalistas. Es un especulador inmobiliario, o un subastero como lo ha definido Albert Sáez: «Si yo logro el mejor precio, he ganado». Pero desde David Ricardo (primer curso de Económicas), sabemos que el comercio internacional es una gran palanca de progreso.

Trump cree en los aranceles (la palabra más bonita que dice conocer), en expulsar a los inmigrantes y sabe que la política DEI (Diversidad, Equidad, Inclusión) ha ido demasiado lejos. Y con estos mimbres ha conquistado el partido republicano y ganado dos elecciones presidenciales. Simplificando, ha seducido a los que compran zapatos chinos, que son más baratos, pero lloran porque las fábricas americanas de zapatos y sus empleos hayan desaparecido. Y apuesta a que los aranceles harán que los inversores vuelvan a fabricar en América y creen empleo o –caso contrario– tengan que pagar aranceles con los que podrá bajar impuestos. Otro punto de sus puntos cardinales. ¿Pone aranceles del 46% a Vietnam, más que el 34% a China, porque cree que si vuelve lo que allí se produce América será más rica? Es una locura.

Y la gran mayoría de economistas sabe –el juicio más severo es el de Michael Strain, director del American Entreprise Institute– que los aranceles gravarán el consumo y hay altos riesgos –lo acaba de afirmar Jay Powell, presidente de la Reserva Federal– de que empujen al alza la inflación y reduzcan el crecimiento. Y, en este marco –y contra lo que exige Trump–, Powell no quiere bajar los tipos del 4,5%. ¿Habrá choque entre Trump y la Reserva federal, lo que agravaría la sensación de caos?

Para entender a Trump quizás conviene ir más allá del análisis racional. El sociólogo Giuliano da Empoli, autor de El mago del Kremlin, acaba de publicar en París La hora de los depredadores. Peca algo de impresionismo, no habla ya de «los hombres fuertes» descritos por Gideon Rachman del Financial Times, sino de los depredadores que de forma brutal violan las leyes. «La reelección de Trump es una especie de Apocalipsis. La siembra del caos, que hasta ahora era el arma de los insurgentes, es ahora la de los poderosos». Para Empoli, Trump y Bukele «son hombres normales, pero de antes del Estado de Derecho y tras su victoria Trump está en una lógica cercana a los autócratas que solo confían en un pequeño círculo de fieles para gobernar y van contra los jueces».

Empoli le retrata: «No es inteligente en el sentido intelectual. No lee nada. No ya libros o periódicos, sino incluso las notas de diez líneas que le preparan sus consejeros. Solo habla y cuida las redes. Pero tiene un sensacional instinto político». Por eso ha ganado y, así –obsesionado en su visión del mundo y rodeado de fieles que le adulan y le temen–, ha desencadenado una gran guerra comercial. Pero la economía no es un combate de depredadores. Los mercados americanos han sufrido esta semana su peor caída desde la pandemia del 2020 y el dólar se ha depreciado. Ha sido un gran voto de desconfianza en quien presume de que hará a América más rica.

Tras «el día de la liberación», la caída de los mercados le ha propinado una gran bofetada, aunque diga «que nunca cambiará su política». Pero América es una democracia, los donantes de sus campañas están conmocionados, los jueces frenan muchas de sus «órdenes ejecutivas» y ya hay senadores republicanos que se rebelan contra los aranceles.

Trump se pavonea con presentarse por tercera vez en 2028 para lo que debería cambiar (o violar) la Constitución. Pero la Cámara de Representantes –solo tiene ventaja de 220 a 213– se tiene que renovar totalmente dentro de 19 meses. La economía contará y quizás sea solo algo puntual, pero el martes Susan Crawford, la candidata progresista al Tribunal Supremo de Wisconsin –donde Trump ganó por poco las presidenciales– derrotó por 10 puntos (55% a 45%) al candidato republicano apoyado por Elon Musk. Quien dijo que allí se decidía el futuro de América. ¿El caos de los depredadores podrá más que los mercados y la democracia?

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