Opinión | Sol y sombra
Rearme y perversión del lenguaje

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, durante un encuentro en Bruselas. / JOHANNA GERON / POOL / EFE
Es curioso que sean Meloni y Sánchez los que se oponen al término rearme. Desde los extremos bien a la derecha como está ella, bien a la izquierda, como cada vez más está él, no sabemos si por ideología o necesidad, desagrada llamar a las cosas lo que son. Los otros miembros europeos transigen en parte con la apariencia con tal de mantener la esencia pues de lo que se trata es de aumentar los arsenales. Imagino que pensarán que si con ese tonto subterfugio, Sánchez, al menos, que la otra no sé por qué lo hará, consigue engañar a sus socios, lo mismo les da.
La mala noticia para nuestro presidente es que estos ya le han contestado que si se piensa que son tontos y que, por cambiar el nombre, no se modifica la realidad. No quieren gastar más dinero en armas y no le apoyarán, aunque eso nunca se sabe ni con él ni con quienes de momento le mantienen en el poder.
La verdad es que, lo mismo que todo el mundo sabe lo que en realidad eran las numerosas parejas o sobrinas de Ábalos, sean Jessica, Andrea, Melissa y demás «señoritas», también todos saben que lo que quiere la UE es aumentar el número de aviones de combate, carros, blindados, lanza granadas, obuses, misiles antiaéreos, ametralladoras, fusiles y demás artilugios cuanto mas sanguinarios mejor, modernos, eficaces y letales y si Sánchez quiere llamarlos navajicas de Albacete, que lo haga mientras ponga el dinero.
El Ministerio de Defensa bien podría llamarse del Ataque, de la Guerra, de la Paz, de la Disuasión ante el bravucón, de la Necesaria Protección del Pueblo que te ha votado o de Quien pega primero, pega dos veces. Si Sánchez quiere llamar dinámica bélica a una guerra como la que ha empezado Putin, conflicto a una invasión en Europa misma o inversión en seguridad a rearme que lo haga. Pero que no traicione de obra lo que está traicionando de palabra. Que en esta perversión continua del lenguaje, los suyos llamen asesina a Ayuso, desmentir un bulo a filtración y luchar contra el fango a censura le retrata a él y desarma su relato.
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