Opinión | El recorte

Compremos papel higiénico

Los ciudadanos de este país tendremos que cargar con cinco millones de sueldos públicos, doscientos mil millones de las pensiones, casi cuarenta mil millones de los intereses de una deuda pública que sigue creciendo… y además nos comeremos el gasto extraordinario que se decida para el rearme

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez

La comedia tiene estas cosas. Giros inesperados que provocan una sonrisa. El presidente que dijo una vez que sobraba el Ministerio de Defensa está armando a toda prisa una estrategia para elevar el gasto militar en España sin pasarlo por el Congreso, donde sus socios pacifistas le pueden hacer la Pascua. ¡Qué ironía! Hasta cuando dice la verdad termina haciendo lo contrario.

Pero es que el horizonte se está poniendo muy negro. El comisario de Defensa de la UE, Andrius Kubilius, ha dicho esta semana algo tan serio como preocupante: los servicios de inteligencia de Alemania y Dinamarca han anunciado que entre los planes de Putin está un posible ataque a un país de la OTAN para antes de 2030. «Si Europa quiere evitar la guerra –ha dicho Kubilius– Europa debe prepararse para la guerra». Vayan comprando papel higiénico.

Europa, conmocionada por la desconexión de Estados Unidos, tiene que ocuparse y preocuparse por su propia defensa. Y lo que es peor, tendrá que hacerlo en el contexto de una creciente tensión mundial entre las grandes potencias. La guerra comercial es el primer escalón de un enfrentamiento que puede escalar a niveles nunca vistos. Nadie pudo imaginar que un día Rusia lanzaría sus tanques a la invasión de un país europeo soberano, como Ucrania. Hoy sí podemos temer que esté dispuesto a hacerlo otra vez con otro país de la OTAN. Y que China pueda hacer lo mismo cualquier día con Taiwán. Y que el polvorín de Oriente Medio estalle.

La izquierda progre europea está en contra del aumento del gasto en defensa. No es nuevo. Cuando la Alemania nacional socialista invadía y anexionaba a sus países vecinos, muchos en Gran Bretaña se negaron a aceptar que la única respuesta era la bélica. Los conservadores estaban por el «apaciguamiento» y los laboristas (o sea, la izquierda) se opuso a reforzar el gasto militar hasta que la guerra llamo a sus puertas y les voló la estupidez. En España, los principales aliados de Pedro Sánchez, desde Podemos a Sumar, se oponen a invertir más en la creación de unas Fuerzas Armadas de Europa. Y tampoco lo apoyará Vox, unido por extraños lazos populistas a Putin. El presidente está condenado, muy a su pesar, a echar mano de la alternativa que tanto detesta: solo podrá contar con el PP.

Pero claro, reunión de pastores ovejas muertas. ¿De dónde creen ustedes que piensan sacar los recursos para ese nuevo gasto militar extraordinario? Como es obvio, no cabe esperar que recorten la nómina de asesores y enchufados. No reducirán el gasto público dedicado al sostenimiento de una burocracia insoportable. No tocarán las subvenciones a partidos políticos, sindicatos y organizaciones varias. Así que el plan será el de siempre: mantener intactos los privilegios de los chiringuitos y exigir nuevos sacrificios a los «contribuyentes» que ordeñan.

Los ciudadanos de este país, por tanto, tendremos que cargar con cinco millones de sueldos públicos, doscientos mil millones de las pensiones, casi cuarenta mil millones de los intereses de una deuda pública que sigue creciendo… y además nos comeremos el gasto extraordinario que se decida para el rearme. No piensen ni por un momento que la partitocracia va a repartir los sacrificios. No está en el guion. Nadie está por aliviar la carga fiscal de una ciudadanía empobrecida por el vampirismo fiscal.

Sánchez no pactará con el PP. Se vomitaría en los zapatos de Zapatero. Ya dijo que se puede gobernar sin el Parlamento. Y ha decidido que es mucho más fácil hacer trampa. Cogerá la pasta que necesite, pero metiendo mano en los Presupuestos del Estado. Los rellenará con impuestos progres: verdes, morados y rojos. Y los vaciará comprando cañones. Por un lado venderá salvar a Willy y por el otro rescatar al soldado Ryan. Solo que esta vez en vez de la División Azul mandaremos a Rusia el Batallón Fucsia.

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