Opinión | Retiro lo escrito

Conservadores y reformistas

Intervención de Fernando Clavijo en el debate sobre el estado de la nacionalidad

Intervención de Fernando Clavijo en el debate sobre el estado de la nacionalidad / María Pisaca

Lo más asombroso de estos casi dos años de legislatura –no digo que lo más importante ni decisivo– se encuentra en el espacio de la oposición. Es, en definitiva, el estilo y los contenidos que ha elegido la oposición parlamentaria –el PSOE y Nueva Canarias, Vox tiene montado su propio frenopático– para fiscalizar la acción del Gobierno de CC, PP y la ASG, apoyada también por la Agrupación Herreña Independiente. Es peor oposición que la que trabajó dentro y fuera de la Cámara en el primer Ejecutivo presidido por Fernando Clavijo.

Como ocurre con la praxis instituida por la dirección del PSOE la estrategia de oposición se basa en sostener ad nauseam un relato con un repertorio de eslóganes. Es una puerilización del discurso político que está muy bien ejemplificado con la intervención de Nira Fierro en el último pleno parlamentario. Ustedes son la derecha, es decir, los malos; nosotros somos la izquierda, ya comprende usted, los buenos. Es un recurso dicotómico, polarizador, frentista y excluyente, que a menudo elige datos y procesos descontextualizados para atacar a un adversario por definición execrable y obvia cualquier responsabilidad, tomando el pelo a los ciudadanos. La misma Fierro fue asesora en el Cabildo de Tenerife gracias al pacto suscrito entre CC (Ricardo Melchior) y el PSOE (Aurelio Abreu) y que se prolongó ocho años. Esa dádiva, en realidad, fue su plataforma política. Pero en el discurso oficial socialista jamás han pactado con CC, ni en ayuntamientos, ni en cabildos, ni en el Gobierno autónomo, cuando entre julio de 2015 y diciembre de 2016 Patricia Hernández fue vicepresidenta y –con un atrevimiento realmente escalofriante– asumió una Consejería de Empleo y Vivienda. Da igual. CC es la fuente pútrida de todos los males pasados, presentes y futuros de las islas, protege a los ricos y aplasta a los más necesitados, miente por el demoniaco placer de mentir, ignora los rudimentos más elementales de la gestión y ahora se alía con el fascismo. Es intolerable que una fuerza política gobierne Canarias durante más de treinta años. Que el presidente del PSOE canario, José Miguel Rodríguez Fraga, sea alcalde de Adeje desde 1983, no computa. Que el PSOE pacte con el PNV en Euskadi, que salvo durante tres años ha gobernado la comunidad autónoma desde 1980, es decir, 45 añazos, tampoco. Como en la novela 1984 el PSOE, entiéndase, Oceanía, es capaz de celebrar sus bombardeos sobre Eurasia y, tres días después, afirmar que nunca ha estado en guerra con Eurasia. Fierro y sus compañeros hinchan el pecho recordando que el PSOE fue el partido más votado en los comicios autonómicos de 2023, con la obvia intención de deslucir la legitimidad del Gobierno de Clavijo, pero no recuerdan –los socialistas han hecho de la amnesia una artesanía– que quien ganó las últimas elecciones generales fue el PP, y que solo pactando con partidos independentistas de izquierda y de derecha pudo Pedro Sánchez seguir en el Gobierno, aunque gobernar gobierne poco. Chapucea.

Y sobre todo cabe subrayar algo fundamental que no gusta escuchar ni a la derecha ni a la izquierda, aunque esta última lo lleva peor. Algo evidente y elemental: los rasgos básicos de la política económica son indistinguibles entre el Gobierno de Torres y el de Clavijo. Torres no se planteó, ni siquiera programáticamente, ni una reforma estructural en Canarias. El actual gobierno tiene en su agenda reformas de calado: desde la ordenación del sector del alquiler vacacional a la modernización de ley de administración pública, por no hablar de la ley del Suelo o explorar en Bruselas la limitación de residentes o la compra ilimitada de viviendas y fincas rusticas por ciudadanos comunitarios. El Gobierno de ambiciones reformistas –con todas sus torpezas y contradicciones– es el actual. El Gobierno conservador – que más que políticas sociales practicaba el asistencialismo – era el presidido por Ángel Víctor Torres.

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