Opinión | Observatorio
carlos gómez gil
Mazón y la otra reconstrucción

Mazón y la otra reconstrucción. / El Día
A medida que los meses han pasado mientras las mentiras y engaños se multiplicaban, la verdad se va abriendo paso con enorme dificultad, fundamentalmente por el valioso trabajo de la jueza de Catarroja que instruye el sumario por la gestión de la dana del 29 de octubre en Valencia y por la labor de los medios de comunicación, certificándose la indignidad, la negligencia y la irresponsabilidad del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y de su Consell en aquella fatídica fecha. Para añadir más sal a las heridas, las dosis de cinismo, insolencia y soberbia con las que Mazón ha tratado de enredar cuando se le ha preguntado por aspectos clave de esos días no ha hecho más que aumentar un enfado creciente en la sociedad valenciana que se ha extendido por todo el país.
El PP tiene una relación patológica con las catástrofes y sus víctimas, demostrando sus dirigentes que no les importan con tal de que los vivos les sigan votando. Pasó con el 11M, con los accidentes del Yak-42 y del Metro de València, con los fallecidos en las residencias de Madrid por el covid y ahora con la tragedia de la dana, actuando siempre con un patrón que se repite al milímetro: negar la tragedia, centrifugar las culpas a otros y tratar de lavar sus responsabilidades sin reconocer el sufrimiento de los afectados.
El problema es que la estrategia de mentiras, cinismo e insolencia emprendida por Carlos Mazón con el respaldo de su partido, a nivel estatal y en la Comunidad Valenciana, está dañando también la maltrecha credibilidad del Partido Popular y de sus dirigentes, algunos de los cuales están quedando chamuscados por las maniobras torticeras de Mazón. Ahí tienen a Feijóo, plegando velas al pasar del sorprendente «Mazón me informó en tiempo real de todo lo que ocurría desde el día antes de la dana», que declaró el día 31 de octubre tras visitar el Cecopi, al «Mazón no estuvo a la altura el día de la dana», que esta semana ha manifestado ante los medios. Feijóo ha tardado cuatro meses, 227 muertos y cinco manifestaciones multitudinarias en darse cuenta de que Mazón y su Gobierno hicieron una palpable dejación de sus responsabilidades ante la mayor tragedia que ha vivido la Comunidad Valenciana en su historia reciente, siendo consciente de que seguir apoyándose en las mentiras de Mazón para acusar a Pedro Sánchez y a su Gobierno de lo sucedido está volviéndose contra él mismo, dejándole en entredicho. Porque, ¿cómo pudo estar informado en tiempo real de las inundaciones que anegaban municipios valencianos si no aparece en ni una sola de las llamadas que realizó Mazón aquella tarde desde el único teléfono móvil que el presidente ha afirmado al juzgado tener?
Por no hablar de la vicepresidenta y portavoz del Consell, Susana Camarero, instalada en un discurso de arrogantes embustes que intentan pervertir datos e informaciones públicas de las que existe constancia y que incluso están en poder de la jueza que instruye el caso. En lugar de aplacar el dolor de las víctimas y reconfortar a los valencianos, sus intervenciones no paran de añadir más consternación, convertida en una camorrista que busca pelea con sus falsedades y provocaciones. Ha bastado un episodio de lluvias intensas, como las vividas esta semana, para que Mazón y su Consell hayan demostrado todo lo que no hicieron en Valencia durante el pasado 29 de octubre y que es competencia de la Generalitat, certificando tanta negligencia y abandono como el que se vivió durante la dana del 29 de octubre del pasado año.
Carlos Mazón se ha convertido en un problema para un partido que, más allá de sus cálculos electorales egoístas, está demostrando que ni quiere, ni entiende, ni respeta a esta Comunidad ni a sus gentes. De lo contrario, el PP hubiera evitado tanta indignidad como está arrojando sobre los valencianos, una vez más. Porque como sucede en esta tierra, periódicamente llueve sobre mojado, mientras el Partido Popular nos arrastra por los barrancos de la indecencia. El presidente Eduardo Zaplana, condenado por corrupción en el caso Erial, fue sustituido por José Luis Olivas, condenado también por falsificación, siendo sustituido por Francisco Camps, quien no ha dejado de visitar tribunales y tiene a parte de su gobierno condenado en diferentes casos de corrupción y algunos de ellos todavía en prisión. La llegada de Carlos Mazón al Palau de la Generalitat tenía por delante el desafío de no repetir escándalos ni sumergirnos en la inmundicia a la que sus antecesores nos llevaron, dañando profundamente las instituciones al desgarrar la credibilidad pero también a la sociedad valenciana. Ha fracasado.
Existe una gran coincidencia en la Comunidad Valenciana, pero también entre sus organizaciones sociales, económicas e institucionales de la necesidad de reconstruir una sociedad rota, herida y profundamente dañada por la actuación irresponsable del presidente Mazón y de su Consell desde la dana. Es algo en lo que medios de comunicación y periodistas valencianos coinciden con una contundencia inusual.
De manera que, junto a la reconstrucción de las zonas arrasadas por la dana y la recuperación en las personas afectadas, se añade, ahora, una profunda regeneración de la sociedad y las instituciones valencianas, restaurando la autoestima, la dignidad y la confianza colectiva como pueblo. Algo que no puede liderar, en ningún caso, quien ha causado tanto daño y sufrimiento. Y cuanto más tiempo tarde el PP en comprender este hecho fáctico, más dolor gratuito seguirá causando.