Opinión | Sol y sombra

Espiral contradictoria

El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, en imagen de archivo.

El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, en imagen de archivo. / A. Pérez Meca - Europa Press

Contaba Renard que de vez en cuando había que decir la verdad para que a uno le creyeran cuando miente. Todas las versiones ofrecidas por Carlos Mazón sobre la dana de Valencia han confluido en una gran mentira, aunque él se siga preguntando en cuál de ellas ha manipulado la realidad de una alerta que se demoró demasiado y trajo consecuencias letales para una comunidad. La cronología, por regla general, suele jugarle malas pasadas al relato de los políticos, que consiste en colocar una pieza sobre otra hasta que el castillo se derrumba por falta de solidez.

Las versiones del presidente valenciano encierran, una tras otra, contradicciones sobre cuándo estuvo y dejó de estar mientras se precipitaba la catástrofe. Que el Partido Popular lo mantenga en su cargo es un ejercicio de supervivencia y nadie sabe a estas alturas el precio de la factura. Nadie tampoco cree a Mazón porque él mismo se ha empeñado en que nadie lo crea. Hasta los propios dirigentes populares –estos puede que los primeros– bromean ya sobre tantos giros alrededor de una sola tarde funesta, la del 29-O. Su situación empeora, su futuro político se esfuma; ya puede emular a Adenauer en la reconstrucción de Alemania: Carlos Mazón, a estas horas, está liquidado.

En el Partido Popular dicen que antes que al presidente de Valencia hay que controlar al Gobierno. Si es así, se les complica el trabajo; por un lado, uno de los suyos envuelto en una espiral contradictoria y enfrente el Ejecutivo que más veces ha faltado a la verdad en la reciente historia democrática de este país.

Tracking Pixel Contents