Opinión | El recorte

El absentismo

El absentismo por incapacidad temporal crece un 43% en España desde 2018, según un estudio

El absentismo por incapacidad temporal crece un 43% en España desde 2018, según un estudio / REDACCIÓN

El número de empleados en el sector público español ha batido su récord histórico. Vaya un ejemplo: en solo seis meses las administraciones locales han contratado a cien mil nuevos trabajadores. Cómo no van a mejorar las cifras de empleo si a este ritmo la mitad del país va a terminar currando para el Estado y la otra mitad jubilada.

Pero esa no es la noticia. No hay nada nuevo en que la obesidad de las administraciones no tenga freno. El verdadero asunto está en la cantidad de gente, sin oficio ni beneficio, enchufada de tapadillo. Hace poco tiempo hubo un enfrentamiento entre sindicatos y patronales por el alto nivel de absentismo en este país. Los sindicalistas, cabreados, sostienen que son bajas médicas. Y los empresarios denuncian ausencias no justificadas. O sea, fraude. Y uno no sabe si es que los dos tienen razón. O ninguno.

La ex pareja del ministro José Luis Ábalos ha querido aportar su grano de arena a ese debate. Estuvo contratada durante dos años y medio en dos empresas públicas, Ineco y Tragsatec, dependientes del Ministerio de Transportes y según sus propia declaración en sede judicial en todo ese tiempo, en el que cobró su nómina, no acudió a su puesto de trabajo ni un solo día. Si eso puede pasar en una empresa del Estado; si nadie, jamás, se interesó por la ausencia de una empleada de su puesto de trabajo y nadie detectó que se le estaba pagando a un fantasma ¿quien puede garantizar que eso mismo no esté ocurriendo en muchos otros casos?

Pero, lo que es peor, al ministro Oscar Puente le han cogido con el carrito de los helados. En respuesta a una pregunta parlamentaria el sucesor de Ábalos declaró que la ex pareja del ministro accedió a Ineco a través de una bolsa pública de empleo existente en la empresa y utilizando los parámetros requeridos para el puesto. O sea, que no fue un dedazo, como el del hermano de Pedro Sánchez en la diputación de Badajoz. Incluso, según Puente, se le realizó una entrevista personal que superó satisfactoriamente. Más limpio y transparente imposible. Todo impecable, salvo la declaración judicial de la afectada. Porque en su cantata ante el juez, la ex pareja de Ábalos aseguró que entró en la empresa porque la metieron y que nunca presentó su currículum en ningún sitio. ¿Y la entrevista fue muy exigente? ¡Uf. Terrible! Se la hizo Koldo, el asesor de Ábalos, delante de dos cargos de Recursos Humanos: “¿Sabes leer y escribir? Pues contratada”.

La explicación que ofreció el ministro en sede parlamentaria, a la vista de lo visto, no se sostiene. Pero considerando que Oscar Puente tiene, por encargo o afición, el talante político de un mastín, es previsible que no se le mueva ni un pelo de la barba por haber quedado en evidencia. Al fin y al cabo hay líderes, como su jefe de filas, que han soltado trolas mucho mayores sin problema. En este país hace tiempo que mentir ya sale gratis.

El caso solo es una pequeña gota en el inmenso océano de un sector público que se ha convertido en el patio de monipodio de los partidos políticos. ¿Absentismo laboral? Qué va. Eso no existe. Como diría Monedero, son ausencias plenamente justificadas.

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