Opinión | El recorte
La no tan santísima trinidad
Voces anónimas han denunciado a Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de Podemos, de ser un baboso y un acosador. No hay, de momento, nada más

Podemos confirma que apartó a Monedero tras varios testimonios de violencia sexual
El guión establece que el hombre es un saco de semen con patas que, urgido por las hormonas y el instinto animal de copular, busca desesperadamente mantener relaciones sexuales con quien sea y como sea. Con solo un pequeño impulso creativo el relato se sitúa en la caza: el macho es un depredador y la hembra una presa. Y de ahí la conclusión lógica: el hombre es el verdugo y la mujer una víctima. Hemos pasado del antiguo homo homini lupus –el hombre es un lobo para el hombre– a la Bella Durmiente patriarcal de Disney y de ahí a Pesadilla en Elm Street. Y sin despeinarnos.
El feminismo clásico se sumó, desde el punto de vista de la mujer, a la lucha por una sociedad más justa en donde todas las personas, con independencia de su sexo, raza o religión, tuvieran los mismos derechos y las mismas oportunidades. La fuerza de esa poderosa idea han producido, en los últimos dos siglos, cambios extraordinarios en las leyes, en la economía, en los comportamientos o en el lenguaje.
Pero, como siempre ocurre con el ser humano, hasta las mejores banderas acaban en las peores batallas. Hemos entrado en un tiempo de incertidumbre. Ya nada es totalmente claro. Las mujeres defienden su derecho a denunciar los abusos o maltratos que sufren demasiado a menudo. Consideran que es el único camino para acabar con los acosadores y agresores sexuales. No cabe discutir ni un milímetro de ese derecho. Pero no es admisible convertir el «hermana yo te creo» –que es un buen eslogan– en un elemento probatorio, judicialmente hablando. O lo que es lo mismo, que la palabra de un ser humano tenga mayor valor por ser de un determinado sexo. Pero ¿cómo probar entonces lo que se ventila en la intimidad?
El verdadero problema, empero, no está en las denuncias que se ventilan en los tribunales de Justicia, sino en las que saltan previamente a los medios de comunicación que se han convertido en tribunales de inquisición contra el machismo. En medio minuto han encendido la pira y ya cuelga un cadáver del árbol. Todo acusado parece culpable desde el primer telediario. Y eso supone elevar a la categoría de verdad lo que solo es denuncia o solo es sospecha. La historia nos ha enseñado, amargamente, lo peligroso de los linchamientos. En este país hubo un tiempo oscuro donde bastaba una delación anónima para que un ciudadano fuera encarcelado o ejecutado, simplemente por ser sospechoso de tener simpatía por el bando contrario. Y no es un endemismo español. Lo mismo ocurrió con las mujeres en la persecución de la brujería en Europa y América. O con los liberales norteamericanos acosados por la cacería anticomunista en los años cincuenta.
Voces anónimas han denunciado a Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de Podemos, de ser un baboso y un acosador. No hay, de momento, nada más. Y nada menos. Un tipo excesivamente cariñoso, que soba sin venir a cuento a mujeres que no conoce, que las abraza, que se acerca demasiado al hablar… Llueve sobre mojado porque también Errejón anda en medio de un juicio por algo parecido, incluyendo el desenfundado de sable. Y Pablo Iglesias, denunciado por acoso laboral, anda poniendo las barbas en remojo.
Algunos, en Podemos, sostienen , ahora que les toca, que esta operación de me too contra sus dirigentes no es inocente. Que detrás está la larga mano de Sumar que quiere llevarles, por hipocresía, a la Plaza de la Concordia de la revolución feminista. Pero a Monedero ya le están humeando los calzoncillos y eso que solo estamos en la primera fase de su deconstrucción. Los medios están oreando relatos de víctimas que cuentan incómodas situaciones que rozan la agresión sexual y la cúpula de Podemos, ahora de verdad morada, se enfrenta al negro abismo del silencio con el que han tratado a sus hermanas. A las que denunciaron y no se les hizo caso.
La izquierda feminista revela la misma aluminosis machista que la derecha patriarcal. Dos de tres. Va mal la cosa.
Suscríbete para seguir leyendo
- La Guardia Civil investiga a dos personas que fueron pilladas 'in fraganti' realizando pesca furtiva en La Palma
- La versión más apocalíptica de Tenerife, ambientada en 'The Last of Us': las colas de la TF-5, el Auditorio, Las Teresitas...
- Rescatado tras caer con su coche desde varios metros de altura en Tenerife
- Carlos Díaz, director del Servicio Canario de Salud: «Vamos a crear una estrategia de atención al cáncer»
- Guardia Civil alerta: 800 euros de multa por comprar en Aliexpress este artículo
- Dos heridas tras producirse la salida de vía de un vehículo en el Puerto de la Cruz
- Investigan una agresión sexual a una joven en Tenerife
- Nuevas obras en la TF-1: el tráfico será redirigido por la ejecución del tercer carril