Emilia Cancelación

Están «cancelando culturalmente», como ella misma sospecha, a la actriz Karla Sofía Gascón por escribir hace años cosas en las redes sociales con las que, más o menos, muchas personas estarían de acuerdo, salvo que para escribirlas Gascón se ha expresado mal o, al menos, digamos que no lo ha hecho de una manera políticamente correcta. Opinar desaforadamente en esta clase de mentideros salvajes, poblados por jaurías ágrafas, es lo más habitual de este mundo, pero en el caso de la intérprete española, una mujer trans que no parece tener pelos en la lengua, le va a salir seguramente caro.

Gascón figuraba hasta antes de sus tuits como favorita a un «Oscar» de Hollywood por su interpretación en «Emilia Pérez» de un narco mexicano que decide cambiar de sexo. La película, con todos sus condimentos, mantenía en alto las esperanzas no solo de Netflix, sino del sector más woke de la Academia de ganarle la batalla del cine a Trump después de haber perdido la guerra. Aunque a Trump no creo que este tipo de asuntos le inquieten demasiado, estando como está entretenido en amenazar arancelariamente a todo quisque que se mueva en la dirección contraria.

He visto, con más pereza que de costumbre, «Emilia Pérez», definida como narcomusical: me ha distraído a ratos y en otros la encontré artificiosa y cansina. Por algo, polémica incluida, es candidata en el año más flojo que se recuerda de los premios, junto a otras películas mediocres, a diferencia de la anterior edición que trajo notables largometrajes como «Oppenheimer», «Anatomía de una caída», «Los asesinos de la luna» o «La zona de interés». Vean y comparen.