Opinión | A babor

El hombre que olvida

Torres, por ejemplo, no para de asegurar que él no ha mentido nunca, y puede que sea cierto, pero también lo es que le va a costar negar que tiene mala memoria para recordar según qué cosas

Archivo - El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres

Archivo - El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres / Diego Radamés - Europa Press - Archivo

Ayer pudo ser un día muy bueno (o un día muy malo) para el ministro Torres. El magistrado de la Sala Penal del Supremo, Leopoldo Puente, dictó un auto pidiendo a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil que emita, a la mayor brevedad posible, un informe sobre las comunicaciones telefónicas realizadas hasta el momento por los tres principales investigados de la trama Aldama: el propio empresario, el ex ministro Ábalos, y su entonces asesor Koldo García. El juez ha pedido que el informe se realice sobre la totalidad de los terminales o dispositivos intervenidos durante las investigaciones practicadas hasta ahora, prestando especial atención a los mensajes que pudieran haberse intercambiado, desde cualquiera de los teléfonos intervenidos, entre Aldama y José Luis Ábalos o su hijo Víctor, el ministro Torres o sus subordinados, y Santos Cerdán, o con cualquier otra persona aforada ante el Supremo.

Pretende el instructor, con buen juicio y criterio, que Aldama aporte la relación de los pisos para encuentros con señoritas que habría facilitado a Ángel Víctor Torres, que explique si se pagó algo a las supuestas y –si así fuera- que diga quién lo hizo, quien soltó la pasta.

Y creo yo que esto puede ser una buena noticia (o no) para Torres, porque Aldama ha asegurado que él no quería insistir en el asunto de las señoritas, pero ahora –inquirido por el juez- tendrá que hacerlo. Y si no lo hace, si no es capaz de aportar indicios ni pruebas, Aldama quedará por manipulador y mentiroso, que es lo que probablemente sea. Un tipo empeñado en cubrir de basura a los demás para salvarse él.

O quizá esté siendo yo injusto, y Aldama sea un señor olvidadizo, que no siempre es lo mismo que un mentiroso.

Torres, por ejemplo, no para de asegurar que él no ha mentido nunca, y puede que sea cierto, pero también lo es que le va a costar negar que tiene mala memoria para recordar según qué cosas: sobre todo las que ha borrado o encriptado en sus comunicaciones. Es curiosa la tendencia a borrarse todo lo inconveniente en los móviles de los altos cargos del sanchismo.

Y también lo es que vayan ya tantos olvidos: quien nos iba a decir que Torres era un hombre con la memoria tan castigada… A ver: el ministro dijo que no había tenido jamás una relación estrecha con Koldo, y luego aparecieron las fotos con los abrazos, los guasaps con evidente familiaridad, la confesión de lo bien que dormiría después de pagar –ya se sabe, el que paga descansa, y el que cobra aún más-, la promesa de recibir en Canarias a Koldo con su mujer y su hija… Después dijo que no había hablado nunca con Koldo –ni con nadie- sobre asuntos relativos a los intereses de otras empresas. Y volvieron a saltar los guasap y las grabaciones de viva voz en los que Koldo y el ministro se felicitaban por haber resuelto por fin los pagos a Soluciones de Gestión. Pero el más llamativo de sus olvidos fue negar conocer al mosquetero de Albama, su segundo García Tapia, que quería vender PCRs a Canarias y pidió a Koldo y al propio Aldama que hablaran con Torres: «No le pongo cara, jamás me reuní con Tapia». Saltaron entonces más guasaps con la petición de Koldo para que lo viera, para que le entrara al ministro Illa y lograra cerrar el negocio, y su respuesta a Koldo explicándole que con Illa había salido todo muy bien. Después de eso no le quedó otra que recordar de que si se había visto con Tapia. Casualmente, en el Parlamento. Algo accidental. Pero fue una cita en su despacho. Tuvo que reconocer apesadumbrado que lo había olvidado. Y ahora es lo de Aldama: después de negar haberse visto o haber tratado nunca con él, se han filtrado mensajes -¡Ay, los mensajes!- de Aldama a Torres en los que Aldama le recuerda que se vieron el día antes, y le insiste en que compre los PCRs. Es un mensaje del 15 de julio, Torres le responde, pero se ha borrado la respuesta, aún no se ha podido desencriptar. Aldama y la UCO están en ello, pero va a ser difícil. Ocurrió el día 15 de julio. El 17 de agosto Koldo le pidió que se viera con Tapia, el 19 Torres lo hizo, y en diciembre se firmó la compra a Megalab. No fue un contrato gordo: solo 5,4 millones.

Torres negó primero haber hablado de negocios con nadie, luego haber intercedido por ninguna empresa, después haber tratado con Koldo, más tarde conocer a Tapia… y por último haber hablado con Aldama. Su estrategia ha sido la de negar cualquier contacto o relación con los investigados por la trama Koldo, negar haberse relacionado con ellos y asegurar que jamás ordenó la contratación de ninguna empresa investigada. En fin, es lógico que se le olvide todo, si borra hasta el último mensaje que podría ayudarle a recordar…

Pero a lo mejor es verdad que no ha mentido, que padece ministeriales lapsus de memoria, que Aldama no puede ni podrá demostrar ni una sola de sus perversas acusaciones.

Aún así, un juez del Supremo quiere saber qué decía en su teléfono borrado. Debería preguntárselo. Quizá no lo haya olvidado.

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