Opinión | El cronista de la capital

José Manuel Ledesma Alonso

Mercados de abastos en Santa Cruz: la Recova Vieja (I)

Recova vieja, en una fotografía de 1851

Recova vieja, en una fotografía de 1851 / E. D.

El primer mercado que se estableció en Santa Cruz, en 1775, para que la población se abasteciera de los productos del campo estaba al aire libre en la plazuela de Las Verduras, donde hoy se levanta el edificio de Correos. La carne se vendía en el matadero existente en la Playa de La Carnicería, muy cerca de la iglesia de La Concepción, mientras que el pescado se adquiría en la entrada del muelle, por donde llegaban las barcas.

Cuarenta años más tarde, en un lugar próximo al anterior, se abriría el primer Mercado Municipal cubierto. Estaba bien ventilado por las brisas marinas, pues se construyó pegado a la muralla defensiva existente a lo largo de la costa; sin embargo, no tuvieron en cuenta que por allí desembocaba el barranquillo del Aceite, que hoy transcurre soterrado bajo la calle Imeldo Serís, de manera que cuando llovía fuerte se desbordaba y socavaba las paredes del edificio, y cuando subía la marea las olas anegaban las instalaciones, haciendo salir las ratas del subsuelo. Por ello, a los 35 años de haberse inaugurado, fue vendido a una empresa consignataria del puerto que lo utilizaría como almacén de carbón.

La Recova vieja

El Ayuntamiento santacrucero comenzaría a construir un nuevo mercado en 1847, junto al Teatro Municipal (Guimerá), una vez derribado el antiguo convento de Santo Domingo.

Los planos, realizados por el arquitecto Manuel de Oraá y Arcocha, introducían en esta ciudad la tipología de mercado, conocida como Plaza Mayor, con pequeños soportales, cada uno con su puerta al exterior.

El edificio, inaugurado el 25 de julio de 1851, de planta rectangular y 1.860 metros cuadrados, disponía de un patio central y cubierta a dos aguas, en un volumen de mayor altura.

En las cuatro fachadas, los vanos los componen ocho puertas y ocho ventanas, con jambas y dinteles de piedra. Las puertas de acceso al inmueble estaban abiertas en las fachadas orientadas al Norte y al Sur. En la orientada hacia el Sur –Plaza Isla de la Madera– aparece la fecha de la inauguración resaltada sobre su marco de cantería (1851).

En el interior, la distribución espacial está ordenada en un patio abierto con arcadas, donde se alojaban los 22 puestos de venta, de 3 m x 7,39 metros, delimitados por un pórtico realizado con pilares de piedra.

Los puestos de la crujía sur estaban dedicados a lonjas de pescado, mientras que en los de la crujía norte se vendía la carne. Los citados puestos tenían las paredes revestidas de azulejos, sus mesas recubiertas con lozas de mármol y los mostradores de zinc.

Mercados de abastos en 
Santa Cruz: la Recova Vieja (I)

Mercado de Hierro, también conocido como La Abejera. / E. D.

En el patio central, de forma cuadrada, en el que se vendían las frutas y las verduras expuestas sobre tableros, se colocaron toldos corredizos para proyectar sombra a la mercancía.

En 1899, al cubrir el citado patio de hierro y cristal, el arquitecto municipal Antonio Pintor y Ocete establecería en Santa Cruz la influencia francesa de los recintos que albergaban las Exposiciones Internacionales, motivo por el que el edificio comenzó a recibir el apelativo de Palais-Royal.

Al quedar sin uso la Recova Vieja al haberse inaugurado el mercado Nuestra Señora de África, el patio central sería utilizado como cancha de baloncesto y lugar de celebración de bailes de carnaval y actos populares.

En 1992, el Ayuntamiento se propuso recuperar este entrañable edificio y le encargó al arquitecto Carlos Schwartz el proyecto de su rehabilitación para adaptarlo a un nuevo uso; de manera que el salón central, de 800 metros cuadrados, se convirtió en un espacio cultural dedicado a exposiciones temporales de gran envergadura -Sala de Arte La Recova- y una sala anexa para muestras de menor amplitud, adaptando el resto del edificio para que fuera sede del Organismo Autónomo de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, de los Centros de Grabado Contemporáneo y de Fotografía de la Isla de Tenerife.

Actualmente (2025) están finalizando las obras de rehabilitación del inmueble en las que, entre otras cosas, se han sustituido las primitivas 1.400 vigas de madera de morera por otras de madera de tea.

El edificio sería declarado Bien de Interés Cultural en 1983 y, en 2007, fue incluido en el entorno de protección del Antiguo Santa Cruz.

Mercado de Hierro: La Abejera

En 1897, como la Recova Vieja se había quedado pequeña y muchos puestos de venta se vieron obligados a instalarse al aire libre en las calles aledañas, el arquitecto municipal Antonio Pintor y Ocete diseñó un tinglado de hierro cuyas piezas prefabricadas en Londres llegaron al puerto de Santa Cruz de Tenerife el 27 de noviembre de 1897, siendo montadas en la plaza situada frente al edificio (actual Plaza Isla de la Madera), conformando un modelo de mercado de planta rectangular de 407 metros cuadrados, que sería abierto al público el 1 de septiembre de 1898. Su coste ascendería a 16.259 pesetas.

La estructura metálica se asentaba sobre un zócalo de cantería que servía de base a la pared sobre la que se colocaron las planchas y cubiertas de metal, motivo por el que recibió el apelativo de La Abejera. Al principio fue dedicada a la venta de pescado, pues su apertura coincidió con el derribo de la antigua pescadería que se encontraba en la entrada al muelle. En 1928 se le dotó de agua a presión y se renovaron los puestos de venta.

El Mercado de Hierro fue desmontado en 1943, al inaugurarse el mercado Nuestra Señora de África, siendo sus piezas guardadas en los almacenes municipales hasta que, en 1949, se instalarían de nuevo en la barriada García Escámez, donde el Mando Económico había construido casas, iglesia, colegio, oficina de correos, tiendas, cine, y por supuesto un mercado, con 13 puestos de venta. En 2014, después de haber permanecido cerrado durante varios años fue reabierto con 12 puestos de venta al público.

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