Opinión | En el camino de la historia

Nos amenazan por todos sitios

El presidente de EEUU, Donald Trump

El presidente de EEUU, Donald Trump / Europa Press/Contacto/Aaron Schwartz - Pool via CN

No hay sitio donde no lleguen las amenazas de los magnates-políticos que detentan poder cuasi universal que se entretienen en levantar, primero el dedo inquisidor y luego, como testigos sin voz, comprobaremos si esas advertencias ciertamente escalofriantes llegan a convertirse en realidad o no.

En una situación que parece abocada hacia un nuevo orden mundial propiciado por el poderío que se cierne sobre el regreso de Trump a la Casa Blanca y por la influencia cada vez más decisiva de China y Rusia van a situar al filo de la navaja y al fondo como receptor y cogido con el paso cambiado a una Europa cada vez menos Europa.

El nuevo paradigma se está organizando entre China y Rusia para contrarrestar la influencia de los EEUU y extenderlo a los países Africanos y de América Latina; dado que Trump, por su parte, ya anuncia que se anexionará Groenlandia, perteneciente a la corona de Dinamarca, la que le otorgó una amplia autonomía, y lo hará por la vía de la negociación y si fuera preciso por la fuerza militar ya que no quiere desaprovechar su subsuelo rico en gas, petróleo, cobre, hierro y minerales raros; de la misma manera que se hará con el control del canal de Panamá, el Golfo de México se llamará de América y a la vez incorporará Canadá a EEUU como el 51 Estado de la Unión.

China lleva camino de ser la primera potencia económica y militar mundial superando a EEUU en un periodo de poco más o menos cinco años y puesto que produce tecnologías que han permitido a los países desarrollados que alcancen estándares de bienestar insospechados, cualquier nuevo descubrimiento sea intencionado o no de bloqueo de los barcos contenedores que pasan por el canal de Panamá o el de Suez podría dar al traste con el desarrollo industrial occidental con las nefastas consecuencias que ello tendría.

Pero el verdadero problema que tiene el mandatario norteamericano es con su admirado, el magnate Elon Musk, capaz de hacer valer todos sus subterfugios mediáticos y poderío digital dislocando conceptos y predisponiendo a los demás con su discurso y manejos más allá de la inteligencia artificial quien disponga de planes para abrir posicionamientos políticos para un mundo que pretende quebrar el actual. Sobre todo, favoreciendo gobiernos de ultraderecha y de momento pondrá toda su sabiduría para que en las próximas elecciones alemanas obtenga el triunfo Alice Weidel, una líder atípica de derecha radical perteneciente al AfD. Lo que ha motivado que Scholz en el reciente congreso del SPD en Berlín haya dicho, con cierta preocupación, que «si damos un paso equivocado, nos despertaremos en un país diferente». Ya que si gobierna la ultraderecha, una Europa sin Alemania será menos Europa.

Y el grave problema, paralelamente a todo este despliegue de cambio de paradigma, es que se están abriendo espacios para estimular sentimientos de odio entre los pueblos haciéndoles ver que con ello se puede pasar a una indestructible colonización del poder.

Robert A. Dahl en La democracia y sus críticos puso de moda el concepto de poliarquía, vaticinando el peligro que pueden provocar «los polizones de la democracia» que se suben al barco y que un momento determinado son capaces de gobernarlo dirigiéndolo hacia donde quieran.

Pero en la actualidad estos polizones de la democracia ya se encuentran en funciones que sin apoyos de mayorías ni siquiera de minorías sino que desde la nanotecnología y robótica superior a la inteligencia artificial decidirán marcar rumbos insospechados que nos pueden hacer temblar al modificar, sin enterarnos, nuestro comportamiento como seres humanos.

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