Opinión | El recorte

Una ley ‘a la carta’

Proponer que el Ministerio Fiscal tenga más poder en la instrucción de los casos precisamente ahora, en el momento de su mayor descrédito y cuando la persona del fiscal general se encuentra imputado por el Tribunal Supremo, es echarle mucha jeta a la vida

Pedro Sánchez clausura el foro: 'Vivienda: quinto pilar del Estado del bienestar’.

Pedro Sánchez clausura el foro: 'Vivienda: quinto pilar del Estado del bienestar’. / José Luis Roca

La última ocurrencia legislativa del Sanchismo confirma el deterioro cognitivo que está afectando a su partido. Es preferible pensar en causas médicas a creer que en realidad el poder les ha hecho perder el pudor. O que consideran que los ciudadanos de este país son deficientes mentales.

Porque hay que tenerlos cuadrados para haber presentado en el Congreso una proposición de Ley hecha a la medida de las necesidades judiciales del presidente. Una iniciativa que habla de «acciones judiciales abusivas», del «acoso» de los tribunales y de acusaciones basadas en recortes de prensa. O sea, el discurso que llevan repitiendo los ministros, ministras y ministres, como un eco del propio discurso de Sánchez después de su retirada y ayuno en el desierto durante cinco días.

Lo peor, lo realmente malo, es que si uno reflexiona un poco podría estar de acuerdo en lo que plantea el PSOE. Porque es absolutamente cierto que los partidos políticos han judicializado la vida del país, usando y abusando de la Justicia para atacarse, inhabilitarse y combatirse más allá de las elecciones. Pero, claro, como le dijo el capitán del Titanic a una pasajera que se le insinuó mientras saltaban a una lancha salvavidas, «tal vez ahora no sea el momento oportuno».

También los socialistas han utilizado los tribunales cuando les ha convenido para atacar a sus adversarios. Y han utilizado organizaciones utilitarias como acusaciones populares para perseguir y acosar a sus adversarios. Pero lo que inhabilita su propuesta legislativa no es la hipocresía, porque en este país donde todo el mundo predica nadie da trigo. Lo que les descalifica es el momento. El que se vea tan clara y escandalosamente que se trata de intentar interferir en los procesos judiciales abiertos contra la esposa y el hermano de Sánchez, contra un secretario de Organización del partido y exministro y contra varios altos cargos y empresarios afines. Y eso solo de momento, porque pueden entrar más nombres en el bombo.

Proponer que el Ministerio Fiscal tenga más poder en la instrucción de los casos precisamente ahora, en el momento de su mayor descrédito y cuando la persona del fiscal general se encuentra imputado por el Tribunal Supremo, es echarle mucha jeta a la vida. Si fuera por la fiscalía ya se habría archivado la causa contra su jefe. O ya puestos contra la mujer de Sánchez, donde también se ha pedido el archivo. Porque… ¿de quién depende la Fiscalía? Pues eso.

Como no hay nada totalmente malo, la propuesta legislativa tiene cosas muy aceptables. Por ejemplo, acabar con las filtraciones interesadas y constantes de las diligencias con objetivos políticos. Por cierto, justo por lo que tienen emplumado de momento al fiscal general. Y también propone acabar con las ofensas religiosas; es decir, con que se pueda condenar a alguien por tomarle el pelo a las creencias intangibles de los demás. Reírse de las fantasías nunca puede ser delito.

El proyecto de ley también contempla que Grande Marlaska, Gil Robles y todos los jueces que han sido ministros socialistas o de cualquier otro partido no puedan juzgar en el futuro casos políticos. Hasta en los basureros se puede encontrar un diamante.

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