Opinión | In memoriam

A José Fernando Rodríguez de Azero y del Hoyo. Un líder, un amigo

Jose Fernando Rodríguez de Azero

Jose Fernando Rodríguez de Azero / E. D.

Hoy elevamos palabras para honrar la vida, la dedicación y el legado de un hombre que supo transformar cada espacio que habitó con su liderazgo, visión y humanidad: José Fernando Rodríguez de Azero y del Hoyo.

Figura clave en la historia empresarial de Canarias, José Fernando asumió responsabilidades con una determinación que trascendió las fronteras de lo profesional. Como presidente de CEOE-Tenerife, marcó un antes y un después en el tejido empresarial de nuestra región, guiando con firmeza y calidez a quienes tuvieron la fortuna de acompañarlo en su camino. En reconocimiento a su incansable labor, esta casa lo honra como su presidente de honor, un título que no solo refleja sus méritos, sino también el respeto y el cariño que supo ganar con su ejemplo.

Bajo su liderazgo, no solo se fortalecieron instituciones, sino que se sembraron valores. Con su mirada estratégica y su espíritu integrador, contribuyó al desarrollo económico y social de Canarias, promoviendo el crecimiento, la colaboración y la innovación. Pero más allá de los logros tangibles, José Fernando se destacó por su capacidad para inspirar a las personas, ver el potencial en los demás y ofrecer oportunidades para crecer.

Tuve el privilegio de ser uno de los muchos que recibieron su apoyo. Como secretario general de CEOE-Tenerife y miembro del comité ejecutivo en mi etapa como presidente de Jóvenes Empresarios, conocí de cerca su generosidad y confianza. José Fernando no solo delegaba tareas; confiaba con el alma y daba alas a los sueños de quienes lo rodeaban. También compartimos responsabilidades en la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), donde me precedió como presidente, dejando una huella imborrable en la gestión de esa institución.

Su impacto no se limitó al ámbito profesional. José Fernando fue un ser entrañable, cercano, alguien que entendía que el liderazgo no es solo dirigir, sino servir. Supo conjugar la excelencia en su labor con la humildad de un hombre que siempre puso el bienestar colectivo por encima de los intereses individuales.

Ahora, ante su fallecimiento, las palabras no alcanzan para expresar el agradecimiento que muchos sentimos. Si bien el destino es inevitable, su legado permanecerá vivo en cada una de las iniciativas que impulsó, en cada vida que tocó y en los valores que encarnó.

José Fernando, hoy te recordamos y celebramos, no con tristeza, sino con gratitud. Porque tu vida fue un ejemplo de lo que significa trascender, dejando un impacto que perdurará más allá de los años.

Que el eco de tu labor siga resonando en las generaciones futuras que, como la nuestra, tuvimos la suerte de aprender de ti.

Descansa en la certeza de que tu obra y tu espíritu vivirán siempre entre nosotros.

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