Opinión | Tensión

Sánchez tiene miedo y da miedo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el acto 'Día de recuerdo y homenaje a las víctimas de la Dictadura'

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el acto 'Día de recuerdo y homenaje a las víctimas de la Dictadura' / Javier Lizón / EFE

Marguerite Yourcenar retrata en su poema al emperador Tiberio como alguien que «tiene miedo y da miedo». Esta doble faceta, tan poco contradictoria que podría establecerse una relación causal entre ambos temores, define la coyuntura actual de Pedro Sánchez. Da miedo porque tiene miedo, está acorralado pero maneja resortes suficientes para destruir a sus sitiadores. El enfrentamiento conduce al país a una situación agónica que implica un estrés mayúsculo, y donde la clave no reside en denunciar a los jueces metidos a políticos, sino en saber si el presidente del Gobierno va a derrotarlos. Y cual será el desgaste adicional de las instituciones en el proceso.

No se trata de perfeccionar a Yourcenar pero, cuanto más miedo tiene Sánchez, más miedo da. La multiplicación de acciones judiciales contra su entorno personal lo convierten en el primer ministro más asediado de la democracia, con una tensión que impulsó a Adolfo Suárez a buscar la puerta de salida. Dado el aislamiento en sí mismo o ensimismamiento, el barómetro más exacto de la presión a que está sometido el presidente radica en sus fotografías. En esa galería ha perdido la frescura, la soltura y hasta la apostura. Ha envejecido en el poder, también por encima de sus predecesores.

Sánchez ejerce un cargo, pero no lo posee. El 41 Congreso del PSOE ha certificado la ausencia de un recambio en condiciones, y ni siquiera los comentaristas que apuñalarían personalmente al presidente del Gobierno se atreven a defender los méritos excelsos de la alternativa ideológica. Entre Sánchez y el vacío, prefieren el vacío. Esta oquedad estatal transcurre con la entronización de cónyuges legítimos pero a quienes nadie ha votado. En Zarzuela, Moncloa o Podemos, se ha vivido una restauración de la familia tradicional a la que no se hubiera atrevido ni el franquismo, a falta de decidir si la proximidad a su esposo no empeora las circunstancias penales de Begoña Gómez. La disertación poética de Yourcenar sobre el apesadumbrado Tiberio concluye con cuatro palabras que ahorrarían todo lo anterior. «Es un hombre solo». n

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