Opinión
El 47 presidente de los Estados Unidos
En mi opinión, lo peor será tener al frente del país más poderoso del mundo a un hombre impredecible con instintos autoritarios

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. / EP
Los americanos han votado y como no puedo creer que lo hayan hecho por un delincuente, tengo que pensar que su voto ha ido más contra lo que hay que a favor de Donald Trump, siguiendo una tendencia global que se muestra en muchos lugares, desde Francia y Alemania a Japón y Australia. La razón es que el neoliberalismo económico ha dejado a mucha gente en la cuneta después de que, a partir de los años ochenta del pasado siglo, se rompiera el círculo virtuoso entre crecimiento de la productividad y crecimiento de los salarios. Cuando la primera siguió subiendo pero los segundos se estancaron aumentaron las desigualdades y de disparó el descontento. Hoy hay mucha gente sin trabajo, que es un drama, pero mucha otra tiene trabajo y no llega a fin de mes o no puede acceder a una vivienda digna. Eso y una campaña eficaz centrada en los problemas que de verdad preocupan a la gente: inflación, inmigración e inseguridad, junto al hartazgo de la pretendida superioridad de la cultura 'woke' pueden explicar este triunfo de unos votantes que le han tomado en serio pero no literalmente. Queda la duda de si los EEUU están preparados para tener una mujer en la presidencia.
Su triunfo es inapelable y su poder, absoluto. Ha ganado por goleada el voto popular y la presidencia y su partido controla el Senado y probablemente el Congreso, además del Tribunal Supremo, dejándole con las manos libres para hacer lo que desee, se rodeará de fieles que le reirán las gracias y no habrá adultos en la habitación capaces de moderar sus ocurrencias. Es previsible que encuentre fórmulas que le eximan de todos los delitos por los que tiene causas abiertas, que amnistíe a los asaltantes del Capitolio, y que ajuste cuentas con los políticos, jueces o periodistas que le caen mal. También ha dicho que sustituiría a 50.000 funcionarios por gentes “leales”, que bajará impuestos (aumentando el déficit), disminuirá las salvaguardias ambientales, expulsará en masa a inmigrantes indocumentados, elevará muros en la frontera y combatirá con dureza la delincuencia. Hay que confiar en que la división de poderes y los 'checks and balances' de la democracia americana sean fuertes y eviten las tentaciones autoritarias de un personaje que ha sido capaz de torear a la Justicia durante los cuatro últimos años. Sonia Sotomayor, jueza del TS, cree que con la jurisprudencia más reciente Trump podría ordenar impunemente el asesinato de un rival político, y Robert Kaplan teme que EEUU pueda encaminarse hacia un modelo autoritario, pues ya Franklin advertía que tenemos una república “si la sabemos conservar”. Pero nadie puede decir que Trump le haya engañado, porque 'America First' o 'Make America Great Again' son dos eslóganes muy claros.
En el plano internacional aumentará la incertidumbre, la tensión con China, el proteccionismo comercial, las tendencias aislacionistas y la política transaccional de suma cero. Trump se desinteresará por los valores, los derechos humanos, la democracia, y la lucha contra el cambio climático. Y dificultará la discusión con China sobre temas de interés común como la regulación de la IA, la proliferación nuclear o la seguridad alimentaria y sanitaria. Putin está satisfecho con la elección de su amigo y Netanyahu tendrá las manos libres en Oriente Medio.
Para Europa, la presidencia de Trump anuncia el deterioro de la relación trasatlántica, la imposición de aranceles de hasta un 20% (nos puede costar 200.000 millones de euros anuales), la falta de coordinación sobre asuntos de interés común, el apoyo a líderes euroescépticos, y el vaciamiento de la OTAN reduciendo sus aportaciones militares y financieras para dejarla “durmiente” y a nosotros inermes, ante una Rusia agresiva y expansiva. Peor le irá a Zelenski, pues Trump ha dicho que hablaría con Putin para solucionar el problema antes de su toma de posesión, y si eso sucede Ucrania perderá el territorio que ya ocupa Rusia, tendrá que renunciar a la OTAN y la UE y se convertirá en un país con soberanía limitada.
En mi opinión, lo peor será tener al frente del país más poderoso del mundo a un hombre impredecible con instintos autoritarios, que ya en 2016 dijo que podría pegarle un tiro a alguien en la Quinta Avenida de Nueva York sin que le pasara nada, y que ahora llega a la Casa Blanca muy crecido y sintiéndose por encima del bien y el mal.
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