Opinión | La cantina ilegal

Decisiones valientes

Agrupación musical Teiderife, en una edición anterior del concurso.

Agrupación musical Teiderife, en una edición anterior del concurso. / Carsten W. Lauritsen

Cuando se fue ayer el último cliente de mi cantina, ya estaban a punto de abrir las tiendas de la calle del Castillo, ¡qué barbaridad!, mi amigo Berto el Muleta mantiene que eso debería ser motivo de alegría porque mi negocio se convierte por momentos en algo así como el centro neurálgico de la fiesta y sin duda para mí lo es, motivo de alegría, orgullo y satisfacción.

Yo invitaría al alcalde y al concejal de Fiestas a pasar algunas noches sentados en la mesa del fondo, a escuchar los comentarios de mis clientes, amantes de don Carnal cuyas opiniones son, algunas veces, brindis al sol y otras, ideas que merecen ser tenidas en cuenta. Una de ellas pasa por buscar un formato para el concurso de agrupaciones musicales que sea más atractivo y que acabe de enganchar al público para que se anime y asista a un recinto que, si bien es verdad que cada año goza de mayor afluencia, ese crecimiento no acaba de ser todo lo rápido que nos gustaría. Muchas personas de ese colectivo llevan años diciendo que algo habría que hacer, que hay que mimar más ese concurso, pero... ¿cuál sería la solución? ¿Qué se puede hacer para lograr ese objetivo? En muchos de los concursos se llevan a cabo las aportaciones de los propios grupos; quizás una de las iniciativas que dicen mis clientes es la de crear una mesa de trabajo entre agrupaciones y organización, en la que debatir tormentas de ideas y analizar la viabilidad de todas ellas.

El concurso no cambiará si lo dejamos como está. Igual que ha sucedido en otras modalidades, como las comparsas, vendría bien que los grupos cojan el toro por los cuernos y la organización esté por la labor de tomar decisiones valientes.

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