Opinión

Javier Lima Estévez

Las nueve décadas de Melecio

Las nueve décadas de Melecio

Las nueve décadas de Melecio

Durante años, mejor dicho, durante décadas, un hombre nacido en el Puerto de la Cruz ha dedicado incontables horas a buscar en archivos, bibliotecas y, ante todo, dialogar y rescatar la historia mediante entrevistas con sus paisanos. Tez morena, alto, complexión delgada, gafas que cubren unos expresivos ojos, amplia sonrisa y poseedor de una infinita memoria en la que enlazar personajes y fechas con una precisión propia de cronista, además de un gran conversador y colaborador, son alguno de los rasgos que describen su persona. Nos lo imaginamos ya en los años cincuenta acudiendo al estadio El Peñón con el fin de obtener los resultados de los equipos de fútbol que por allí pasaban para trasladarlos hasta las páginas del semanario deportivo Aire Libre. Crónicas sencillas, llenas de nombres, goles y jugadas. Sin embargo, ahí no quedaría todo. Junto a tales propuestas daría rienda suelta a sentimientos y emociones de juventud en la poesía, prolongando el amor por tal género literario hasta el presente. Sorprende ver la confección de pequeños libros que nunca verían la luz realizados por el propio Melecio uniendo elementos presentes a su realidad más cercana. Sus artículos, auténticas lecciones de historia local, fueron poco a poco apareciendo en la prensa canaria y, particularmente, en las páginas del periódico que el lector tiene ante sus ojos. Nos consta que muchas personas seguían y guardaban esos trocitos de historia que aparecían de forma semanal bajo el título genérico El Puerto de la Cruz, paso a paso. Melecio se acercaba a explicar con grandes dosis de pedagogía, pero, también, de preparación, personajes representativos del lugar o menos conocidos por el gran público, pero con trayectorias a prolongar en el tiempo. A ello uniría elementos del patrimonio presente o, desgraciadamente, ya ausente, así como todo tipo de cuestiones propias de la labor de un cronista. Desde efemérides, celebraciones, biografías, anécdotas, rincones o eventos tan recordados como el Festival de la Canción del Atlántico y el Festival de Cine Ecológico. Nada parecía escapar a la pluma del portuense. No ha sido esa su única labor. Durante más de tres décadas trabaja en el ámbito administrativo en Los Realejos y durante una etapa final de su ciclo laboral materializa el sueño de abrir una librería. Allí, desde un local ubicado en la parte baja de su casa familiar en el núcleo del Botánico, llega a ofrecer durante varios años a locales y visitantes novedades de diferentes temáticas en varios idiomas. Responsabilidad que también recaía en la recordada María Luisa, el gran amor de su vida y con la que materializaría décadas de vivencias proyectando en sus hijos Mele y Mavi todos esos ideales. Y Melecio, además de escribir cientos y cientos de artículos, especialmente en prensa, también se embarcaría en proyectos de mayor complejidad. Así aparecería en 1991 Anecdotario del Puerto de la Cruz. 65 relatos con el fin de mostrar, tal y como señala en las páginas iniciales, una información que «se hallaba dispersa y en posesión de nuestros mayores con riesgo de caer en el olvido con el paso de los años». Cuatro años después ve la luz Alrededor del Charco. En sus más de 60 páginas incluye un subtítulo caracterizado por la esencia de la obra al reunir historias y leyendas del lugar. Con el profesor Nicolás González Lemus colabora en charlas, artículos y libros. Ahí quedan como testigo de ese trabajo aportaciones como La Familia Talg y la hospedería moderna en Canarias, así como El Puerto de la Cruz: de ciudad portuaria a turística y El turismo en la historia del Puerto de la Cruz a través de sus protagonistas, siendo estos dos últimos trabajos en colaboración y con prólogo, respectivamente, del polifacético Isidoro Sánchez García. A todo ello deseamos agradecer el apoyo constante con el que suscribe estas líneas, asesorando con su magisterio en diversos momentos, así como prologando un libro que esperamos que algún día, si los astros se alinean, pueda ver la luz.

El pasado 14 de diciembre cumplió noventa años. Décadas de experiencia vital y profesional en las que, de forma constante, destaca su amor, cariño y entrega por el núcleo que le vio nacer. Enhorabuena y gracias en mayúscula por todo ello, Melecio.

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