Opinión | Editorial

Constatación de un fracaso

Canarias figura entre las comunidades autónomas con peores competencias en Matemáticas, Lectura y Ciencias en el Informe Pisa de 2022

Escolares en un aula.

Escolares en un aula. / E. D.

Es Navidad, pero no nos olvidemos. Cuando salió el informe PISA 2018, una de las reflexiones que se abrió paso entonces apuntaba a que el empeoramiento general de los datos relacionados con la educación en España y Canarias no debía tomarse como un fracaso irremediable pero sí como un serio aviso, en especial por lo que hacía referencia a la evolución futura de las pruebas.

Cuatro años después, una vez hecho público el informe correspondiente a 2022 (retardado un año a causa de la pandemia), los datos que facilita la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) a partir de las pruebas efectuadas en jóvenes de entre 15 y 16 años (4º de ESO), son más que preocupantes y más que un serio aviso.

Canarias figura entre las comunidades autónomas con peores competencias en Matemáticas, Lectura y Ciencias en ese informe. Las Islas presentan un índice de rendimiento en Matemáticas de 447, con un descenso de trece puntos, esto es, casi un curso perdido. Es la última de la fila. Para Ciencias el retroceso es de dos puntos y también es la última de la cola. En Lectura, Canarias es la quinta por detrás, por delante de Cataluña, Andalucía, Melilla y Ceuta. Y pierde otro curso y medio con una caída de 20 puntos. El 27% del alumnado en las islas tiene un bajo rendimiento y alto, apenas un 3%. El porcentaje de alumnos por debajo del nivel de competencias mínimo en Canarias es del 37%. Como dato positivo e interesante para la convivencia, figura con los porcentajes más bajos de alumnos frecuentemente acosados, un 10,2% del total, y también la tasa de exposición al acoso es de las menores.

El Archipiélago es junto a Galicia y Melilla donde hay mayor uniformidad en las calificaciones entre sus alumnos. Pero en España, en general, es constatable la brecha social que se establece entre los jóvenes procedentes de familias vulnerables y los que gozan de un estatus más favorable y también es verdad que los resultados obligan a una reflexión que no solo ha de tener en cuenta unas desigualdades que se amplían con el tiempo, referidas asimismo a la comparación entre centros públicos y privados, sino también el modelo de aprendizaje que se ha estado implantando en el entorno educativo a partir del enfoque competencial y de innovaciones pedagógicas que priman las competencias sobre los contenidos.

Desde hace cuatro años la Plataforma por el 5% para la Educación ha realizado comparaciones entre Canarias y Extremadura. Esa región es muy parecida a las Islas en sus índices socioeconómicos y culturales y en renta per capita. En 2000, Extremadura partía con una desventaja respecto al resto del Estado similar a la de Canarias. En la última década ha mantenido una inversión en educación sostenida cercana al 6% de su PIB. Los nuevos resultados de PISA muestran que Extremadura aumenta muy ligeramente su ventaja en Matemáticas respecto a Canarias, al pasar de 21 en 2015 a 22 puntos en 2022. En cuanto a la Lectura, Extremadura pasa de una desventaja de ocho puntos en 2015 a una ventaja de cinco puntos en 2022 y, por último, en Ciencias, pasa de una desventaja de un punto en 2015 a una ventaja de seis puntos en 2022.

Obviamente en ninguno de los casos el retroceso de los escolares es atribuible a una sola causa ya que la propia pandemia, la persistencia de desigualdades en el seno de las aulas y entre los centros educativos públicos y privados y la falta de recursos para revertirlas, la introducción masiva y no siempre útil y justificada de las nuevas tecnologías en los procesos de aprendizaje, los abundantes cambios normativos o la devaluación del papel de los maestros son algunas de las múltiples razones que pueden ayudar a explicar el retroceso. Sin embargo, surge esa otra razón de fondo que incide en el declive y que tiene que ver con la adopción de una determinada concepción de la educación.

En lo que probablemente ha constituido un abuso flagrante y contraproducente de algunos modernos métodos educativos se ha tendido cada vez más a una devaluación de la cultura del esfuerzo en los procesos de aprendizaje y a un exceso de protagonismo de otros que no solo han trasladado la idea de que para aprender hay que divertirse y de la que erróneamente se ha deducido que eso implica la ley del mínimo esfuerzo.

Para revertir la situación convienen no solo inversiones en proyectos y planes de mejora, que ya se llevan a cabo, medidas para tratar la complejidad de los centros o un seguimiento efectivo de la responsabilidad de los docentes (con iniciativas que no solo aseguren la estabilización sino también una mayor dotación de recursos y un descenso de la ratio por aula), sino profundas reformas estructurales, que han de incluir un replanteamiento del sistema educativo, sin intromisiones partidistas, con el objetivo capital de que el fracaso ahora constatado sea en el futuro remediable. La situación viene de lejos, no hay un único responsable al que atribuir los malos resultados de PISA. Convendrá, eso sí, que la reversión en positivo sea fruto de un diálogo entre todos, fuerzas políticas y comunidad educativa.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents