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Opinión

Pedro Alfonso

El pleno empleo, de la utopía al paradigma

Ofertas de empleo en Tenerife

Ofertas de empleo en Tenerife / Shutterstock

El pleno empleo puede tener un impacto significativo en los presupuestos públicos y en la competitividad de un país. En términos generales, el pleno empleo puede aumentar los ingresos fiscales y reducir los gastos en programas de asistencia social y desempleo. Por otro lado, también puede aumentar la competitividad de un país al mejorar la productividad y reducir los costes laborales.

En cuanto a los presupuestos públicos, el pleno empleo puede aumentar los ingresos fiscales de un país. Cuando hay más personas trabajando, hay más personas pagando impuestos directos e indirectos. Además, cuando hay menos personas desempleadas, la dotación para asistencia social y desempleo es menos necesaria, lo que reduce los gastos del gobierno en estos programas.

En cuanto a la competitividad, el pleno empleo puede mejorar la productividad de un país.

Cuando hay menos personas desempleadas, hay más personas trabajando y produciendo bienes y servicios (De ahí la importancia de la productividad como objetivo inexcusable para las próximas décadas). Además, el pleno empleo puede reducir los costes laborales para las empresas, lo que puede hacer que sean más competitivas en el mercado global.

Por lo tanto, es importante que los gobiernos, los sindicatos y las empresas trabajemos juntos para encontrar un equilibrio adecuado entre el pleno empleo y la rentabilidad.

El pleno empleo es una situación en la que todos los individuos de un país, que están en condiciones de trabajar y que quieren hacerlo, se encuentran efectivamente trabajando ya sea como empleados de una empresa u organización o creando la suya propia.

Sin embargo, la desigualdad social puede ser un obstáculo para alcanzar el pleno empleo. Las políticas activas de empleo son necesarias para reducir la desigualdad social y aumentar la empleabilidad de los trabajadores. Estas políticas pueden incluir programas de formación, incentivos fiscales para las empresas que contratan a trabajadores desfavorecidos, y programas de apoyo para los trabajadores que buscan empleo.

La falta de cultura generacional del esfuerzo puede ser un obstáculo para alcanzar este pleno empleo. La cultura del esfuerzo se refiere a la idea de que el éxito se logra a través del trabajo duro y la perseverancia.

Si los trabajadores no tienen esta cultura, es posible que no estén dispuestos a trabajar duro para encontrar empleo o para mantenerlo. En este sentido, la educación y la formación pueden ser herramientas importantes para fomentar la cultura del esfuerzo y mejorar la empleabilidad de los trabajadores.

El exceso de subsidios también puede actuar como un desincentivo para trabajar. Si los trabajadores reciben subsidios que son demasiado generosos, es posible que no estén dispuestos a trabajar porque no necesitan el dinero.

En este sentido, es importante que los subsidios estén diseñados de manera que no desincentiven el trabajo. Por ejemplo, los subsidios pueden estar condicionados a la búsqueda activa de empleo o a la participación en programas de formación.

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