Opinión

La guerra en El Hierro entre ‘japoneses’ y ‘rusos’

Pronto los herreños se enteraron de que Eduardo Dolkowsky Skzobounsky llegaba precedido de una acreditada fama, pues venía de ejercer la Medicina con éxito en Tenerife.

Calles de Valverde, en El Hierro

Calles de Valverde, en El Hierro / GELMERT FINOL

Durante una reciente estancia en El Hierro, casualmente tuve conocimiento en una reunión con el alcalde de Valverde, Carlos Brito, de la existencia de un médico llegado en busca de paz y tranquilidad hacia 1900, un enigmático personaje natural de Rusia, acompañado de su esposa y un hijo de pocos años, con la intención de vivir en la Séptima Isla y ejercer la medicina de manera altruista sin cobrar a sus pacientes. Pronto los herreños se enteraron de que Eduardo Dolkowsky Skzobounsky llegaba precedido de una acreditada fama, pues venía de ejercer la Medicina con éxito en Tenerife.

Tanto me llamó la atención esta historia que comencé a buscar información al respecto, siendo muy poca la que encontré, entre otra, concretamente, el libro del escritor Venancio Acosta Las calles de la Villa de Valverde (1999), un episodio del libro del genial José Padrón Machín, Noticias relacionadas con la historia de El Hierro (1983), extrañándome que Dacio Victoriano Darias Padrón no lo cite en su libro Noticias generales históricas sobre la isla del Hierro (1988). Me comentaron que Juan Carmelo Padrón Machín, que lo ha sido todo en la isla y tiene unas publicaciones excelentes, había escrito un libro muy interesante sobre el médico ruso, así que me fui a la Biblioteca Municipal de Valverde, pero llegué a la hora del cierre y el único ejemplar no me lo podían prestar. Ya no tenía tiempo de volver a otra hora, y ya se sabe, el avión no espera, EL DÍA tampoco, así que estuve a punto de no enviar esta vez el artículo dominical, pero ya lo había escrito y no tenía tiempo para otro. Así que a riesgo de que se enfade Juan Carmelo, con toda razón, envío este texto a falta de leer su libro, y mañana, sin falta, lo buscaré por las librerías de Santa Cruz y La Laguna, así que, con su permiso, sigo, y anuncio que habrá mejor ocasión para comentarlo.

El poder adquisitivo de Eduardo Dolkowsky debía ser alto, pues alquiló una de las mejores casas de Valverde y compró dos ágiles caballos con los que muy pronto comenzó a recorrer los caminos de la isla. Solo existía un médico en El Hierro, el doctor Gost, el primero del Ayuntamiento de Valverde con residencia voluntaria y fija, un catalán al que se dirigió Eduardo ofreciéndose para mejorar en lo posible la deficiente asistencia sanitaria.

Su actitud altruista y los éxitos que iba cosechando su actividad médica pronto hicieron que se ganara el respeto y aprecio de la mayoría de los herreños, si bien a las familias gobernantes comenzó a preocuparles que la oposición avanzara en hacer amistad con quien la población llamaba el médico ruso, si bien éste no tenía intención alguna de participar en política, todo lo contrario. La clase pudiente temía que para unas próximas elecciones Dolkowsky apoyara a la oposición, con lo que se inició una guerra de calumnias contra él y su esposa, mientras otra parte de la población lo apoyaba.

Por entonces, el lejano Oriente generó una lucha entre japoneses y rusos, sobre la que la clase dirigente herreña se posicionó a favor de los primeros y la oposición de los segundos, con lo que la isla se dividió entre japoneses y rusos, una lucha que alcanzó incluso a las sociedades instructivas y casinos, alcanzando tal virulencia que sobre ella se publicaron noticias en la prensa tinerfeña y grancanaria, llegándose a elaborar panfletos contra la dignidad del médico y su esposa que se introdujeron por debajo de la puerta de su casa.

Y como bien dice José Padrón Machín, Dolkowsky desconocía aquel dicho de «en pueblo chico, infierno grande», así que un día sus caballos cargaron todo lo que pudieron de su casa, y con su esposa Teresa y su hijo abandonaron la isla entre el pesar de la gente humilde que lo consideraba un sabio.

Se trasladaron a Andújar (Jaén), localidad natal de Teresa, donde falleció Dolkowsky con 68 años el 14 de julio de 1921. El Hierro lo hizo Hijo Adoptivo y Valverde dio su nombre a una calle al convertirse en benefactor en tiempos de sequía, miseria y caciquismo. Su hijo Eduardo se hizo médico y ejerció en Andújar, pero, lamentablemente, fue fusilado durante la Guerra Civil española.

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