Opinión

Javier Lima Estévez

Último adiós a Quirina

Los rituales de despedida ayudan mucho a superar una pérdida.

Los rituales de despedida ayudan mucho a superar una pérdida. / UNSPLASH.

«Los humanos, no los lugares, construyen los recuerdos». Se trata de una cita que corresponde a la escritora ghanesa Ama Ata Aidoo, una de las grandes plumas del vecino continente africano fallecida meses atrás. En estas primeras jornadas de noviembre, marcadas por el recuerdo a tantos seres que figuran ya en la memoria individual o colectiva, despedimos a la realejera Quirina Rodríguez García, conocida popularmente como Tita. Una mujer con varias décadas de experiencia vital en las que destacaría, ante todo, su espíritu, fortaleza de trabajo y amor por la cultura en sus múltiples manifestaciones. Sexta hija del matrimonio formado por Esteban Rodríguez Santiago y Quirina García Morales, tendría por hermanos a Tomás, Esteban, José, Carmen y Adela Rodríguez García. Quirina es bautizada en la Parroquia Matriz del Apóstol Santiago. Su niñez y juventud se sucede en calles con prácticamente ausencia de coches y largos espacios sin construir en los que jugar y proyectar el universo de la imaginación, conservando de aquellos años múltiples anécdotas y vivencias. La emoción recorrería su voz y ojos al mostrar que, en la ruleta de la vida, «sus padres fueron una verdadera suerte». Es testigo de la pérdida de todos sus hermanos a los que siempre mantendría en el recuerdo. Con ocho años inicia su formación en el colegio Manuel Farrais, en La Orotava, donde numerosos vecinos y cercanos al municipio adquirieron formación. Sin embargo, las circunstancias del momento no eran fáciles. La familia decide entonces que Quirina siga estudiando, aunque en su lugar natal. Siendo adolescente pasa a las instalaciones del desaparecido convento de San Andrés y Santa Mónica, donde se encontraba la escuela. La primera vez que entra al lugar siente una gran impresión ante las dimensiones que presentaba el antiguo espacio religioso en el que, además, se ubicaban diversas dependencias municipales como el Ayuntamiento, la banda de música, el juzgado, etc. Allí se suceden los años hasta finalizar la etapa de bachillerato. Decide seguir la senda de la educación y cumplir con el sueño de realizar los estudios por libre de Magisterio. Compatibiliza incalculables horas de preparación en casa con la realización de los exámenes en las aulas del Instituto Cabrera Pinto, en La Laguna. Son muchas las vivencias y experiencias que atesora respecto a aquellos años. Tras cumplir tal periodo formativo y adquirir la titulación universitaria puede ya comenzar su labor como maestra. Cumplía así un sueño. Trabaja como profesora durante un tiempo tanto en el ámbito particular como en el recordado Colegio de San Agustín, espacio este último en el que vería pasar por sus aulas numerosos alumnos.

Sin embargo, esa etapa llega a su fin como resultado de la enfermedad de su madre. Pasa entonces a dedicar todo el tiempo posible a trabajar en la venta familiar. Tal espacio, situado en la parte baja de su casa, era un lugar de parada obligatoria para muchos vecinos. Se atendía a través de un amplio mostrador. Muchas horas –incontables– emplea allí Quirina junto a sus padres o sola, siendo importante e imprescindible para esa labor, además, la presencia del camión que llevaba su hermano Esteban, pues con ello podían adquirir y desplazar la mercancía que llegaba desde La Orotava. A su memoria acude con tristeza el uso de las cartillas de racionamiento y las limitaciones que, para muchas familias, se generaron con posterioridad a la Guerra Civil Española. A lo poco que se podía comprar se añadía la presencia de deudas por parte de aquellos vecinos con evidentes limitaciones para salir adelante en ese complejo contexto. La venta era, además, uno de los pocos espacios sociales para la población.

Y, así, con algunos trazos vitales sobre esta mujer realejera enamorada de la lectura, de la enseñanza, coleccionista de recuerdos y vivencias, nos aproximamos a despedir, ante todo, a una excelente persona cuyo legado seguirá estando presente. Vaya para su familia y amistades nuestro más sentido pésame. D.E.P. Quirina.

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