A cara descubierta

Por si alguien tenía alguna duda de cómo funciona nuestro sistema democrático, helo aquí: representantes de Coalición Canaria se reunieron con la ministra de Hacienda del Gobierno de España, que accedió a desbloquear los fondos asignados a Canarias en los Presupuestos a cambio del voto a la investidura de Sánchez.

Así como lo leen. A palo seco. Mezclando el dinero público con los intereses del partido, la gimnasia con la magnesia, la financiación territorial con la extorsión política. Un pequeño acto más que se viene a sumar al espectáculo de las negociaciones con los independentistas catalanes, donde además de la pasta gansa se está negociando con el Código Penal en las manos y una justicia domesticada en la trastienda.

Esto es lo que hay. Ya no existe el menor pudor en exhibir públicamente las tripas del pescado. Por eso se han publicado ya las fotos de las reuniones «secretas» de altos cargos del PSOE con Puigdemont. Porque la fruta está madura y la campaña mediática ha ablandado el terreno de la amnistía. La derecha se ha quedado sola, gritando como una monja trastornada defendiendo la virginidad mientras se organiza una gran cama redonda: el definitivo encuentro entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont. Que habrá que verlos. Vaya clímax. El sheriff que había prometido capturar al fugitivo y llevarle ante la justicia fundiéndose con él en un abrazo.

El voto de los nacionalistas canarios, que se llama Cristina Valido, puede tener su importancia para gobernar. Por eso van a librarse los cien millones para La Palma y los que hagan falta para el resto de las islas. Los presupuestos generales del Estado son el lubricante que moviliza las voluntades de vascos, catalanes, valencianos y canarios. Los demás, a mirar para Cuenca. Y menos mal que una vez más nos colamos nosotros gracias a la bendita matemática.

La Agenda Canaria es el bello nombre que se le ha puesto al botín del voto de Valido. Coalición puede rentabilizar el apoyo de la solitaria diputada canaria, que vale más para las islas que todos los restantes catorce diputados elegidos en las islas, de los que nadie se acuerda porque nada hacen para merecerlo. Esos catorce votos no valen, porque no son nuestros sino de los grandes partidos que nos desgobiernan. A saber lo que podríamos conseguir si un día tuviéramos esa fuerza política a nuestro servicio exclusivo, como les pasa a los catalanes y a los vascos.

Valido, previsiblemente, tendrá que votar toda regañada a favor de la investidura de Sánchez. Pero el verdadero acuerdo no será ese, porque el voto de CC no es imprescindible. El pacto, si lo hay, será que los nacionalistas apoyen al Gobierno. Y ahí hay pastillas difíciles de tragar como la subida del impuesto de sociedades. Pero, claro, nada es fácil en la vida. Solo hay que ver las caras de los socialistas canarios para darse cuenta de lo que cuesta tragarse un sapo. Y encima, criaturitas, ellos lo hacen gratis.

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