Opinión | EL RECORTE

Y todo por España

Pedro Sánchez y Gabriel Rufián.

Pedro Sánchez y Gabriel Rufián. / José Luis Roca

El secretario general del PSOE salió este fin de semana al escenario de su partido para ejecutar un impecable monólogo del Club de la Comedia. A Pedro Sánchez no le salió una federal a la búlgara porque García Page y los suyos fueron un puñetero incordio. Ni se levantaron ni le aplaudieron. Ya lo pagarán, que en la bajadita te espero.

¿Quién necesita la amnistía? ¿Los independentistas catalanes condenados que quieren volver a cobrar y a figurar en cargos públicos? Noooo. ¿Pedro Sánchez para poder ser presidente con los votos que va a comprar con esa amnistía? Nooooo. Mal pensados. La amnistía la necesita España. Y no sé cómo no nos hemos dado cuenta antes. Ni cómo tantos socialistas, incluido Sánchez, decían hace nada que era imposible, que era un disparate y que era inconstitucional. Qué tontería.

Pues ya no. Nada de eso. «En el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña» dijo ese hombre que es capaz de decir ya cualquier cosa. A los suyos se lo dejó mucho más claro: «Ésta es la única vía posible de que haya un Gobierno de España (..) Esta medida es una condición para que pueda haber un Gobierno de progreso». O sea, chicos, no es solo mi trasero es el que está en juego, es el de todos ¿verdad? Así que abrid las bocas que vamos a comulgar con el enorme sapo catalán.

El presidente ha descubierto que la coherencia en este país está muy sobrevalorada. Por eso dijo que no gobernaría con Podemos y gobernó. Por eso afirmó orgullosamente que no reconocería la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara y la reconoció. Y por eso mismo afirmó que no concedería un indulto a los presos independentistas catalanes y que traería a Puigdemont ante la justicia española para terminar luego aprobando el indulto y enviando a Yolanda Díaz a Bélgica para pactar con el exiliado. Todo por España.

Sánchez lanzará esta semana una pregunta a los militantes del partido. Una como la compra del chalé de Irene y Pablo en Galapagar. Viene a decir algo así como: ¿quieres que gobernemos o prefieres que nos vayamos al paro? Su inquietud por la posible respuesta viene a ser equivalente al cero absoluto. Hay que joderse. Como si la militancia fuera tonta.

Los cascos del caballo de Pedro Sánchez han entrado en las frías aguas del Rubicón catalán y los dados están rodando sobre el tapete. Dijo que va a hacer lo que quiere el ochenta por ciento de los catalanes según los resultados de las últimas elecciones. Tal vez sea un desliz mental que prepara el siguiente paso consecuente: cuando una mayoría similar de catalanes quiera la independencia, ¿será el momento de concederla por el bien de España? Nooo. Malpensados. Será el momento de convocar un referéndum de autodeterminación para que todo sea democráticamente limpio. Ya lo está avisando Sánchez: «La amnistía no es un fin en sí mismo, ni es el fin del camino». Indulto, amnistía, referéndum y a tomar por saco. Y todo por España.

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