Opinión | A babor
Un presupuesto socialdemócrata

La consejera de Hacienda del Gobierno regional, Matilde Asián, en un reciente pleno del Parlamento. / Efe
El Gobierno de Canarias ha definido lo que ha de ser el diseño global de sus políticas futuras, y lo ha hecho con la presentación de un proyecto de presupuestos para el próximo ejercicio, que bien podría calificarse como un clásico socialdemócrata. La alianza entre Coalición, el PP, la Agrupación Gomera de Curbelo y la Asamblea Herreña, ha redactado unos presupuestos –presentados por la consejera de Hacienda del PP, Matilde Asián–, en los que se vaticina un crecimiento moderado del PIB, ligeramente superior al nacional –dos por ciento frente a 1,8 por ciento–, y se pone por delante el gasto social a la reducción de impuestos, dejando incluso de lado uno de los compromisos electorales de Fernando Clavijo, la reducción del IGIC del 7 al 5 por ciento. El Presupuesto aumenta un 11 por ciento, cifra récord por encima incluso del aumento de Román Rodríguez en 2023 –año electoral–, que bordeó ese 11 por ciento sin alcanzarlo.
Para justificar un presupuesto tan expansivo en gasto social, la consejera Asián dijo que en las cuentas del año pasado, el gobierno floral de Torres presupuestó por debajo de lo que realmente estaban gastando los servicios públicos, provocando un agujero que se quiere resolver en 2024. Asián, una señora a la que no parece gustarle perder el tiempo, se entretuvo sin embargo explicando que lo que se ha hecho es contemplar el gasto real de los servicios esenciales, incorporando créditos suficientes en Sanidad, Educación y Bienestar Social. En la práctica, lo que eso supone es que el Servicio Canario de Salud se dispara 15 puntos y medio, hasta alcanzar los 4.369 millones de gasto; Educación aumenta hasta los 2.097 millones, casi un cinco por ciento más, y Bienestar Social sube otro tanto, hasta los 702 millones. Asián ha dicho que el Gobierno prefiere «presupuestar con el gasto real» antes que bajar el IGIC, que quizá se retoque a la baja el año que viene, si las cuentas del Estado le son propicias a Canarias, algo que depende de varios actores: si hay gobierno pronto, si Coalición consigue la cuadratura del círculo que supone oponerse a la amnistía y apoyar al presidente que la promueve, absteniéndose en su investidura, y si el Gobierno resultante se compromete a cumplir con la agenda canaria, y además cumple luego ese compromiso. En fin, que son muchas las variables (y a partir de la votación interna de Junts pidiendo a Puigdemont que impida la investidura de Sánchez, pues a lo peor son incluso más).
La cosa es que la consejera no solo se limitó a explicar –es de manual de consejero de Hacienda– la necesidad de aplicar un presupuesto ajustado al gasto (y no como hicieron los de antes), también se sacó de la manga otro de los mantras tradicionales de la gobernanza progresista: se quejó de que el próximo año, tras cuatro años de vacaciones fiscales por el covid, las cuentas del Gobierno estén de nuevo constreñidas por la regla de gasto de la Unión Europea.
Es cierto que Canarias siempre ha sido una de las regiones más perjudicadas por la imposición europea que limita el crecimiento de la financiación pública al 3 por ciento anual. Y lo es porque las islas constituyen una de las regiones con menor deuda del país y cumplen religiosamente con la estabilidad presupuestaria. Fue José Manuel Soria, siendo ministro de Hacienda con Paulino Rivero, quien estableció la tradición de cumplir a rajatabla con la estabilidad presupuestaria. Parece que en el Ministerio eso les tiene muy contentos con nosotros, pero no hasta el extremo de defender otra especialidad fiscal canaria, esta vez en materia de endeudamiento.
O sea, que este Gobierno de los nacionalistas y la derecha no nos va a bajar los impuestos, al menos de momento. Y lo que va a hacer es justo lo contrario: subirlos. Subirá el impuesto a las labores del tabaco, y subirán también los tipos que se aplican al tabaco calentado y a los vapeadores. También el de las bebidas azucaradas y energéticas. A cambio, se mantienen las reducciones que hizo Torres del IRPF y la reducción para gasóleo como combustible de calderas y hornos de la Industria. El Gobierno deja de ingresar por reducciones fiscales unos 120 millones de euros, en los que se incluyen los 18 de la bonificación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, esa que –al decir de la izquierda– iba a provocar un terrible desfase en unas cuentas de 11.000 millones de euros.
En fin, que el Gobierno será muy de derechas, pero sus políticas presupuestarias y fiscales no se diferencian nada de las de cualquier gobierno de izquierdas. Y es que, en tiempos difíciles, todos los Gobiernos optan por meter la mano al bolsillo de sus ciudadanos. Esperemos que este logre al menos meterla también en el bolsillo de la Administración del Estado, que es dónde hoy se acumula la pasta para inversiones. Justo lo que esta región necesita, y no más dinero para pagar salarios de políticos, asesores y funcionarios.
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