Opinión | A babor
Cuesta abajo y sin frenos

Los canarios ya no son los más ‘ricos’ de las Regiones Ultraperiféricas / El Día
Durante los últimos años nos han contado que Canarias lo hizo muy bien durante la covid, que el gobierno estuvo al loro y evitó que todo se fuera al garete, que nuestra sanidad funcionó puntualmente y que la economía de las islas logró superar la peor de sus crisis históricas, una crisis definida por aquella vieja expresión de “mal de muchos, consuelo de tontos...” En realidad, no fue así, ni los datos relativos al número de fallecimientos por Covid fueron los mejores del país, como se nos repitió insistentemente, ni la campaña de vacunación fue un absoluto éxito, ni la economía de las islas fue capaz de hacer frente a la devastadora caída en picado de la actividad durante aquellos años en los que el turismo –la principal fuente de ingresos de las islas– se vio forzado a un cero prácticamente total. Aún arrastramos el desastre que para nuestra capacidad de producción supusieron aquellos terribles años, y algunos de los vicios perjudiciales para la productividad –teletrabajo, menor rendimiento, absentismo- que trajo la Covid y que no acaban de superarse. No hemos alcanzado aún muchos de los indicadores económicos del 2019, que ya entonces no eran precisamente para tirar voladores. Hay motivos para estar preocupados.
Estos días, una noticia ha venido a confirmar que los canarios ya no estamos entre los ciudadanos más ricos de las RUP, las regiones ultraperiféricas que –por el hecho de serlo– reciben un tratamiento especial de la administración europea, especialmente en lo que se refiere a una mayor permisividad con las denominadas Ayudas de Estado a sus empresas y sectores productivos. Ahora estamos en la lista de los más pobres: la renta media de Canarias ha sido ya superada por tres de las regiones francesas de ultramar, y por los archipiélagos portugueses de Madeira y Azores. En 2021 todas esas regiones –más de la mitad de las RUP– superaban al Archipiélago, la región más poblada –con diferencia, casi triplica en población a la siguiente, la isla de Reunión– y por tanto, por ser la más poblada, con el PIB más alto de todas. Pero con una renta per cápita cada día más alejada de lo que son los estándares europeos. Según estimaciones no oficiales –la lentitud de publicación de los datos oficiales es exasperante– Canarias alcanzó los 47.000 millones de PIB el año pasado. Quedó doscientos millones por debajo del dato previo a la pandemia. La renta per cápita, que se obtiene dividiendo el PIB de un país o territorio, por el número de sus habitantes. En Canarias el PIB es el mayor de todas las RUP, y ha crecido desde 2010, pero la población ha crecido aún más, y hoy nuestra renta media se sitúa en torno al 62 por ciento de la renta media europea. Hace algo más de dos décadas, éramos la región más rica de las RUP, con una renta que suponía el 83 por ciento de la renta media de los ciudadanos de la Unión. Pero desde entonces hemos caído 21 puntos, hemos perdido la cuarta parte de la riqueza a la que tienen acceso las personas, de una forma continuada desde entonces, y a una media de un punto por año.
Es cierto que los mejores datos comparativos de nuestra economía se generan en parte de forma artificial, como resultado del efecto estadístico de la ampliación de la Unión en 2004, cuando se produjo la incorporación de Chipre, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa, y más tarde en 2007, con el ingreso de Bulgaria y Rumanía. Europa paso de contar con 15 estados a contar con 27 en ese tiempo, hasta que en 2013 ingresó Croacia y pasó a tener 28. La mayor parte de esos países tenían rentas por debajo de la de Canarias, lo que provocó una disminución de la renta media europea, y un aumento meramente matemático de la nuestra.
Pero la caída posterior de nuestra economía no está vinculada a ese dato: a partir de 2010, y aunque nuestra economía no ha encogido, si lo ha hecho la renta media disponible, porque ahora somos muchísimos más de los que éramos en 2010, y mucho menos productivos de lo que éramos entonces. Desde 2010 hemos crecido en 160.000 personas, lo que supone alrededor de un ocho por ciento. Si nuestra renta media ha bajado desde entonces hasta un 21, es que la productividad global de nuestra fuerza de trabajo ha caído en picado. Es cierto que hay más empleos en las islas, pero también hay más clases pasivas, gente que ya está jubilada o no encuentra trabajo, o incluso gente que prefiere acogerse a la caridad pública antes que aceptar trabajos incomodos y mal pagados, a los que acceden emigrantes.
Canarias tiene un problema grave: llevamos casi un cuarto de siglo retrocediendo en relación con el resto de España y de Europa. Esta región es cada día más pobre, y aquí se dispara en todas direcciones con pólvora de rey.
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