Opinión
Se nos fue el amigo Tomás Cerdeña

Se nos fue el amigo Tomás Cerdeña
En la mañana del miércoles 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, me envió un whatsapp la señora Mercedes Amador Monteverde para comunicarme la ausencia de su esposo, Tomás Cerdeña Brito, a los 94 años de edad. Enseguida miro el periódico EL DÍA y leo en la esquela que Tomás había sido el primer delegado del Ferry Gomera.
A Tomás Cerdeña lo conocí en La Gomera cuando comencé a trabajar en el año de 1966 con el Patrimonio Forestal del Estado y usaba para el transporte marítimo Tenerife-La Gomera-Tenerife los barcos de la compañía Trasmediterránea. Dos años más tarde participé en San Sebastián en el acto de la antorcha de los Juegos Olímpicos que venía de Atenas en barco camino de las Américas. Tomás siempre estaba al tanto de las necesidades marítimas. De hecho me comentaba las rutas marineras entre ambas islas utilizando barcos y lanchas. Unas veces eran desde Alcalá, en el sur de Tenerife, y en otras ocasiones entre Santa Cruz de Tenerife y Santa Sebastián de La Gomera. En los años de 1970 me recomendó utilizar una barca que había adquirido la compañía del Ferry Gomera a una empresa británica para disfrutar provisionalmente de la ruta entre ambas islas. Unas veces lo hice con los amigos del Veteranos Villa de La Orotava para jugar algún que otro encuentro de fútbol con la selección gomera que había organizado en Agulo el amigo Erasmo de Armas en el puente del 1 de mayo de 1972, con el amigo Antonio Darias Novaro. En otras ocasiones cuando iba y venía por razones profesionales. Según el viento y las corrientes marinas los vaivenes eran diversos, algunos inolvidables como fue el caso singular del abogado tinerfeño del barrio tinerfeño de San Andrés al que tuvimos que atarlo al palo mayor por incompatibilidad con la mar brava del Atlántico al atravesar especialmente el canal de Juan Prim. La barca se movía de babor a estribor y Tomás Cerdeña siempre nos consolaba de alguna manera. A los que mareaban los atábamos a una silla.
Pasan los años y llega con la empresa Ferry Gomera la puesta en marcha del Benchijigua I en los años de 1973 y 74. Además de mi esposa y de mi hermana más joven, Marisa, invité a mi padre y a mi madre a viajar a La Gomera en el flamante barco. Como mi padre había sido piloto de la marina mercante disfrutamos de lo lindo oyéndole y escuchando sus historias marinas y en particular conocía a don Salvador, que había sido el práctico de algunos puertos canarios y de manera especial en San Sebastián de La Gomera. Le presenté al amigo Tomás Cerdeña, que era el hombre de los barcos en La Gomera. Recuerdo que fue en el mes de agosto ya que fuimos a la Casa de Efigenia, hoy restaurante Montaña, y el calor casi acaba con mi madre por un golpe de calor.
Hablando de Efigenia Borges tengo que confesar las relaciones profesionales con la familia Borges por parte de nuestra hija Elena, conocida como Isidorita en el ámbito social además de las relaciones gastronómicas que mantuvimos con el equipo de Efigenia desde que iniciamos el expediente del Parque Nacional de Garajonay desde 1974. Curiosamente casi nunca faltaba Tomás Cerdeña a la hora de gestionar con él los billetes, no hacían falta agencias de viajes. Incluso quiero recordar el favor que nos hizo Tomás al equipo americano del ICONA cuando en 1977 el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos visitó La Gomera y casi perdemos el barco por un retraso de la guagua que nos llevaba al muelle de San Sebastián desde La Laguna Grande. Gracias al teléfono-emisora de la época que usábamos en el servicio de la Casa Forestal de la capital gomera, donde residía la familia del recordado sobreguarda forestal León Sosa, pudimos retrasar quince minutos la salida del barco Benchijigua rumbo a Tenerife porque pudimos contactar con el recordado amigo Tomás Cerdeña. Siempre estaba al loro de los barcos en la isla colombina.
La última vez que saludé a Tomás fue en San Sebastián, junio de 2021, cuando en la víspera del Día Mundial del Medio Ambiente nos acercamos al Cabildo Insular de La Gomera para asistir al acto de presentación del libro Efigenia Borges, Historia viva de La Gomera, que habían escrito en 2020 la misma Efigenia con su amiga María José Cubeles. Yo fui con mi esposa y nietos y Tomás iba acompañado por su joven esposa, Mercedes. Curiosamente Efigenia me había invitado a preparar un prólogo para la presentación del libro y cumplí con mi palabra. Ello me sirvió para compartir un buen rato con Tomás y Mercedes. Intercambiamos los teléfonos de nuestros móviles y comenzamos a enviarnos mensajes a partir de entonces. Cada vez que fotografiaba el Teide desde mi ventana le enviaba una copia a Tomás y a Mercedes. Lo mismo le hacía cada mes cuando le remitía una copia de mis artículos en la prensa del periódico EL DÍA. Hasta que vino San Francisco de Asís y se llevó a Tomás. No pudimos hablar de las devastaciones forestales en los montes del norte de la isla de Tenerife, adonde se mudó con su esposa Mercedes.
Descansa en paz, amigo Tomás.
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