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Jorge Bethencourt

El recorte

Jorge Bethencourt

No es solo un nombre

Archivo - El portavoz del Grupo Vasco en el Congreso, Aitor Esteban PNV - Archivo

Parece que solo estamos discutiendo un asunto sintáctico. Algo del tipo: ¿al perro lo llamamos Toby o lo llamamos Ernesto? Una parte importante de los catalanes quiere que su país sea una nación porque sienten que son un pueblo diferente. Lo mismo que los vascos. Luego Tarragona podría independizarse de Cataluña. Incluso un ciudadano podría declararse independiente del resto de los majaderos del país. Todos felices. ¿Qué problema hay?

No se dejen engañar. Los políticos se pasan la vida echando tinta de calamar para hacer complicadas las cosas más sencillas. El País Vasco ya es un estado casi independiente dentro del Estado español. A través de un acuerdo, cerrado en 1978, se les dejó la recaudación de los impuestos. Del total obtenido paga una pequeña parte a la Hacienda española (el cupo) y se abonan los escasos servicios públicos que presta el Estado en la comunidad. ¿Conclusión? Con la política de «yo me lo guiso y yo me lo como» los territorios vascos se han convertido uno de los territorios más ricos de Europa. Y encima sacándole inversiones al Estado.

A pesar de esa privilegiada situación, Euskal Herria quiere ser un estado soberano. Quiere ser otro país en el Parlamento Europeo. Tener sus embajadores y su selección de fútbol y su propio Rubiales. Y poner y quitar impuestos libremente. Que es lo mismo que quiere Cataluña, la fugaz república mediterránea que duró unos siete segundos. Aunque en este caso se quieren merendar también Valencia y Baleares para integrarlas en el gran estado de los países catalanes.

Las burguesías independentistas de derechas y la izquierda radical están unidas en un propósito: quieren la independencia porque supone quitarse de encima el peso de la España pobre. Esos ‘países hermanos’, como Extremadura, Andalucía o Canarias, a los que consideran unos gorrones de los presupuestos. Los mismos progres que se llenan la boca diciéndole a sus ciudadanos ricos que deben ser solidarios con los más pobres quieren darle una patada en el culo a la España menos desarrollada. Pura incoherencia.

Lo del estado federal o confederal es una coña. Esto solo va de que cada mochuelo se vaya a su olivo. De la España «una, grande y libre» del franquismo, mantenida a punta de bayoneta, pasamos a la España plural del Estado de las Autonomías. Se pensó que así todo el mundo estaría contento. Pero leche machanga. La jodienda no tiene enmienda. Sin la bayoneta en el cogote hemos tardado apenas medio siglo en que revienten las costuras del sistema.

Los Estados se mantienen, básicamente, por la fuerza de la razón o por la razón de la fuerza. Aquí ya no existen ni una cosa ni la otra. El ejército español ha cambiado mucho. Y la Monarquía está muy debilitada. Pero, ojo, no conozco ni un solo organismo que acepte pasivamente ser exterminado. Y ahí lo dejo. Hoy, primer acto de la tragicomedia en el Congreso.

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