Opinión | OBSERVATORIO

El reto del acceso a Internet en el mundo

A pesar de los avances tecnológicos y el crecimiento de la conectividad a Internet en muchas partes del mundo, todavía hay numerosas regiones que carecen de acceso a esta poderosa herramienta. Se habla cada vez más del metaverso, de la irrupción de la IA, de 5G, de tecnologías disruptivas, pero, la realidad es que, actualmente, el acceso básico a Internet en el mundo sigue siendo un reto inalcanzado. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) asegura en su último informe que cerca de 2.900 millones de personas en todo el mundo nunca han utilizado esta herramienta, lo que representa el 37 % de la población mundial. Uno de los principales obstáculos para la expansión de la conectividad a Internet en todo el mundo es la falta de infraestructura adecuada, la llamada «brecha de cobertura». En muchas áreas rurales y remotas, la red de telecomunicaciones es insuficiente o inexistente. La falta de torres de comunicación, cables de fibra óptica y otros elementos necesarios dificulta el establecimiento de una conexión fiable y de alta velocidad. Además, la construcción de la infraestructura puede llegar a ser muy costosa, especialmente en áreas geográficas de difícil acceso, lo que limita la capacidad de inversión en dichos proyectos, porque las empresas de telecomunicaciones son reacias a invertir en áreas pobres, con una demanda reducida, y un retorno de la inversión excesivamente largo. Una solución interesante que resuelve estos problemas es la propuesta de SpaceX con su proyecto Starlink, que cuenta con una constelación de satélites de internet capaces de dar un servicio de internet de banda ancha, baja latencia y cobertura mundial a bajo coste y con mínima infraestructura local.

La falta de alfabetización digital y de habilidades tecnológicas también contribuye a la brecha digital. En muchas regiones, especialmente en áreas rurales y entre grupos marginados, existe una falta de conocimiento y comprensión sobre cómo utilizar Internet y aprovechar sus beneficios, lo que se conoce como «brecha de uso». La ausencia de programas de capacitación adecuados limita la capacidad de estas personas para beneficiarse de la conectividad a Internet y participar en la economía digital.

Pero es fundamental abordar estos desafíos y trabajar para cerrar la brecha digital en todo el mundo, porque la conectividad a Internet es la herramienta más poderosa que existe actualmente para resolver los grandes desafíos de la humanidad: la educación universal, el desarrollo económico, la participación ciudadana y el acceso a mucha información crucial, de temas tan importantes como la salud, la justicia o la igualdad. Y para superar estos obstáculos, es imprescindible una colaboración entre gobiernos, empresas de telecomunicaciones, organizaciones sin fines de lucro y la comunidad internacional. Cualquier ayuda en este sentido que los llamados países ricos puedan facilitar a los países en vías de desarrollo o menos adelantados, será mucho más efectiva que una simple ayuda económica directa. Dar una caña y enseñar a pescar, en vez de repartir peces. Y es que, a medida que la conectividad a Internet avanza y se expande, se produce un efecto catalizador en el desarrollo social, económico y cultural de las comunidades en todo el mundo.

La educación online, por ejemplo, ha demostrado ser una gran herramienta para empoderar a las personas de regiones remotas o menos desarrolladas. A través de internet pueden acceder a tutoriales, artículos, conferencias, libros electrónicos y materiales educativos online de alta calidad, lo que les permite adquirir conocimientos y habilidades que pueden utilizar para mejorar sus vidas y sus comunidades. Y más aún, en algún momento podrán llegar a tener ofertas laborales que hasta ahora están fuera de su alcance. Impulsar de forma prioritaria esta tecnología para conseguir reducir las distancias en la educación, sería una acción muy positiva para eliminar la desigualdad y la pobreza, como se ha podido comprobar en un experimento denominado Iniciativa Airband y llevado a cabo por Microsoft, en un pequeño pueblo de Sucre, al norte de Colombia.

La conectividad a Internet también ofrece oportunidades económicas importantes. Las personas en regiones remotas pueden aprovechar el comercio electrónico para vender productos y servicios a nivel nacional e incluso internacional, y también para tener acceso a recursos financieros, que les permitirán administrar sus ahorros de una manera más eficiente. Esta tecnología facilita la obtención de información sobre nuevas oportunidades comerciales, la búsqueda de socios y la colaboración empresarial, lo que supondría un mayor crecimiento económico y una distribución más equitativa de la riqueza a nivel global.

La conectividad a Internet también promueve el desarrollo democrático y la participación ciudadana en regiones remotas o regiones afectadas por políticas de censura. Las personas, cuando pueden acceder a información actualizada y fiable sobre asuntos políticos y sociales, pueden tomar mejores decisiones e influir en el devenir de sus comunidades. Además, las redes sociales y las plataformas online también han demostrado ser herramientas muy poderosas para la movilización social y la promoción de los derechos humanos en regiones afectadas por la violencia.

La llegada de Internet a todas partes también tendría un impacto positivo en la atención médica y el bienestar. Las comunidades remotas tendrían acceso a servicios de telemedicina, lo que les permitiría recibir atención médica y asesoramiento profesional sin tener que viajar grandes distancias. Además, la conectividad permitiría la difusión de información sobre salud y nutrición, lo que promovería prácticas saludables y una mejor prevención de enfermedades.

En conclusión, si Internet llegara a todas partes, incluso a las zonas habitadas más remotas, la humanidad experimentaría una serie de beneficios significativos que transformarían la forma en que vivimos, nos conectamos y nos desarrollamos como sociedad global, y esto nos llevaría a un mundo más conectado, inclusivo y progresista. Un mundo en donde todas las personas, independientemente de su ubicación geográfica, tendrían las mismas oportunidades para prosperar y contribuir al avance de la sociedad global. Sin embargo, no se trata de una solución sencilla, se requiere una combinación de infraestructura, acceso asequible, alfabetización digital y capacitación adecuada para aprovechar al máximo los beneficios de esta conectividad. Pero todo lo que vale la pena tener, merece el esfuerzo de conseguirlo.

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