Opinión

Dulces derrotas y amargas victorias

Pedro Sánchez en una rueda de prensa en Bruselas.

Pedro Sánchez en una rueda de prensa en Bruselas. / EFE

Me parece que esta semana nos han rodeado esas sensaciones de victorias interpretadas –salvo esas maravillosas mayorías absolutas– como amargas y, a la vez, ciertas derrotas endulzadas. Casi siempre es nuestra expectativa la que provoca esas sensaciones; y alguien tiene que recordarnos nuestro punto de partida para conocer todo lo que hemos podido avanzar. Me recuerda aquella broma que a veces le gasto a una amiga mía, que pone ciertas pegas a sus parejas y yo bromeo mucho diciéndole que es tan exigente que cuando le llegue su príncipe azul lo va a rechazar porque quizás no será de su tono de azul ideal… Lo importante es tener la capacidad y posicionamiento de negociar para gobernar; lo de ganar te garantiza una parte del éxito, aunque no es lo definitivo.

Adelantar las Elecciones Generales añade otro elemento que no deja de ser una estrategia de contraataque al resultado obtenido por el color azul, y quizás la rapidez en el adelanto se deba a querer minimizar ese impacto en la ciudadanía, a utilizar a equipos con cierto desgaste por una campaña reciente, a generar en los próximos cargos públicos un estrés psicológico añadido, o a usar la matización de los pactos como estrategia de campaña. Desde mi punto de vista, la ciudadanía está psicológicamente muy cansada; la sociedad ha hablado y nos ha dicho que –emocionalmente– está agotada de la ira y la tristeza y lo ha cambiado por ilusión, ganas de cambio y crecimiento. Vendamos sentimiento de orgullo de país y generemos un sentimiento de satisfacción por sentirnos importantes, valiosos… Los candidatos municipales que han arrasado tienen un denominador común; mejorar el metro cuadrado que rodea a cada persona y no crear nuevas emociones en la ciudadanía, sino conectar con las ya existentes. Recordando a mi querido Daniel Ivoskus, presidente de la Cumbre Mundial de Comunicación Política, «los candidatos más que hacerse ver, deben de hacerse sentir». Nos guste o no, estamos en la era de la emocionalidad dentro de la estrategia política, y ésta llegó para quedarse; me siento feliz porque ha sido ese hacerse sentir lo que le ha dado la alcaldía de Cádiz, mi ciudad natal, a Bruno García, mi favorito, en un recuento que necesitó hasta del último voto emitido. «Persona a persona» marcó el cambio tan deseado en Cádiz; cuando un candidato logra ser percibido desde su valor, arrasa.

Nos podríamos preguntar si la fecha de las próximas Elecciones Generales es buena y apropiada. Realmente, tenemos que prepararnos para que no genere en nosotros un desorden y un desenfoque de nuestro objetivo. Para los candidatos, ya elegidos en las urnas, tiene ahora un plus añadido; no solo seguir en campaña, sino reenfocar sus objetivos iniciales para planificar, en paralelo, la dedicación a una nueva campaña y además fijar sus objetivos de inicio de legislatura. El modo vacaciones de la ciudadanía puede generar cierta desmovilización, contraria al deseo de los promotores de la convocatoria que no es otro que generar una alta movilización de la marea roja; lo que es seguro es que las nuevas elecciones van a mantener alta la ya elevada movilización de la marea azul.

Un concepto claro es que hoy en día la percepción tiene un peso mucho mayor que la propia realidad. Ahora, en el inicio de legislatura, es necesario fijar los objetivos a dos niveles: hitos de gestión y Marca Personal. Estos dos conceptos, en paralelo, serán los que provocarán esa penetración en la ciudadanía, que es lo que diferencia a las mayorías simples de las absolutas. Lo clásico son los hitos de gestión bien comunicados; si a esto le añadimos la construcción de Marca se hará muy difícil la estrategia destructiva de nuestros adversarios en la próxima reelección.

Las dulces derrotas y las amargas victorias vienen desde dos ámbitos; desde la no consolidación de una Marca o desde la ausencia de hitos de gestión. Es verdad que lo mismo que un avión no se cae por una sola causa, la victoria, derrota o mayoría simple de una candidatura no es motivada por una sola razón; de ahí que facilitarle al gestor público nuevas herramientas sea decisivo para su permanencia en el gobierno. Los equipos multidisciplinares, con cierta composición externa, ofrecen la posibilidad de analizar la vista aérea del despliegue del gestor público, ya en gobierno, permitiéndonos ajustar sus valores a la ejecución de sus acciones; generando coherencia y autenticidad.

«La autenticidad se trata de ser fiel a lo que eres, incluso cuando todos a tu alrededor quieren que seas alguien más»

Michael Jordan

etikpolitica.es @EtikMaite

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