Opinión | EL RECORTE

Olvidar al soldado Ryan

Pedro Martín, hace unos días, en su despacho del Cabildo de Tenerife.

Pedro Martín, hace unos días, en su despacho del Cabildo de Tenerife. / Carsten W. Lauritsen

Resulta que estaba con fiebre. Durmiendo. Y de repente me despertó el estruendo de un cuerpo al caer al suelo desde una gran altura. Era José Ángel Martín Bethencourt, al que habían arrojado por la borda desde la caja de herramientas de Patricia Hernández. En campaña electoral no se hacen prisioneros y los líderes son capaces de dejar tirado a su abuelo para salvar el pellejo.

Dejé de mirar el cuerpo, inmóvil, al que se acercó Pedro Martín para retirarle una nómina del bolsillo. La estrategia de los socialistas en esta campaña ha sido muy sencilla: enseñar un escapulario con la foto de San Ángel Víctor Torres. «Pasa tú delante, jefe, que a nosotros nos da la risa». Nada tan complicado como el sobre electoral de Podemos, donde el mensaje no se lee porque va impreso en la cara interior.

Al otro lado hay mucha pachorra. Los de Coalición Canaria están tan convencidos de ganar que han hecho una campaña de mar echada. Creen que no hace falta pulpear, porque las elecciones las pierde el que gobierna y que el pacto de las flores no ha podido hacerlo peor. Los populares están convencidos de que la ola azul es imparable. «La foto del candidato puede ser una etiqueta recortada de anís El Mono. Lo que importa es la marca PP». Eso se podía decir cuando el anís no era racista.

Pero en Canarias detrás de cualquier mato salta un conejo que luego te desrisca la perra. En la campaña de Santa Cruz a José Ángel Martín, como a Corcuera, le vino un furor interino y en el desmadre se puso a dar patadas a una puerta, causando lesiones graves a un ciudadano. Ya tendría que estar cabreado el enorme y usualmente tranquilo hombre de confianza de Patricia. ¿Complicaciones? Ninguna. Tardaron un segundo y medio en tirarlo por la borda. Y asunto resuelto.

La película política de ahora no va de Salvar al soldado Ryan sino de Aterriza como puedas. Los partidos desconocen la lealtad porque les puede el pánico a perder el poder. Y esta última semana ha sido un desastre para los nervios. Los vientos de Melilla y Almería, con votos manoseados, generaron en Canarias cierta cagalera por si a alguien le diera por ponerse a mirar el voto emigrado. El marido de una candidata del PP fue detenido en Granada por golpear con una piedra en la cabeza al esposo de otra candidata del PSOE. El número dos de los socialistas en Andalucía resultó investigado por el secuestro frustrado de una concejal…. Cada día un estropicio. Y más soldados tirados por la borda.

Menos mal que la primera función del circo acaba hoy. Si hubiera durado una semana más, esto sería una carnicería. Pero mañana empieza otro espectáculo. No sé si el país podrá aguantar una nueva tanda imaginaria de carreteras, trenes, puertos, aeropuertos, hospitales y otras promesas alucinógenas. Pero habrá más ángeles caídos en la segunda función, de aquí a diciembre.

Antes de volver a dormirme llega otra noticia: Alemania entra en recesión. Ryan no estará solo en la cuneta.

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