Opinión

Israel, «vibrante democracia», según la presidenta de la Comisión Europea

Cazas sobrevuelan Tel Aviv para celebrar el 75 aniversario de la independencia de Israel.

Cazas sobrevuelan Tel Aviv para celebrar el 75 aniversario de la independencia de Israel. / EP

¡Qué ajenas a la realidad, por ser suave, fueron las palabras pronunciadas por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para celebrar el 75 aniversario de la fundación del Estado de Israel!

Y ¡cómo habrán sonado ese discurso de una política alemana a oídos de todos los palestinos tanto los que viven en el propio Israel, como los de los territorios ilegalmente ocupados o los que ocupan esa gran prisión al aire libre que es la franja de Gaza!

La presidenta de la Comisión se refirió al Estado judío como «una vibrante democracia», afirmó que la libertad de los israelíes es también la de los europeos y añadió que, pese a que la geografía los separe, unos y otros comparten «cultura y valores».

Gracias a «vuestra ingeniosidad, a vuestra capacidad inventiva, habéis hecho literalmente florecer el desierto», dijo la política cristianodemócrata, asumiendo así el mito fundacional del sionismo de «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra».

El discurso de von der Leyen «elimina» de sus tierras ancestrales al pueblo palestino y «falsea su rica historia y civilización», contestó de inmediato el ministerio palestino de Asuntos Exteriores, que acusó a la alemana de recurrir a una «retórica racista».

En ningún momento se refirió en efecto la dirigente europea a la expulsión forzosa de 700.000 palestinos de las tierras que ocupaban ese pueblo desde tiempos ancestrales, tragedia colectiva que los palestinos conocen como la Nakba.

De nada sirvió que un portavoz de la Comisión matizase que von der Leyen se había limitado a elogiar el hecho de que los israelíes hubiesen convertido en tierras agrícolas fértiles el desierto de Néguev, como ella misma había podido comprobar cuando lo visitó hace algún tiempo.

Pero no fue sólo el ministerio palestino quien criticó el nada diplomático discurso de la presidenta de la Comisión. Mucho más duro fue el conocido activista israelí pro palestino Miko Peled.

En declaraciones a medios estadounidenses, Peled lo calificó directamente de «cruel, racista y vomitivo», negó que el desierto del Néguev hubiese sido antes un terreno infértil, como sugirió von der Leyen, y recordó que Israel había robado sus tierras y sus pertenencias, maquinaria incluida, a los palestinos.

«Si uno mira las fotos aéreas que tomaron los británicos del desierto en los años veinte del siglo pasado, afirmó Peled, verá que había muchos campos cultivados, sobre todo en el Norte, donde llueve y hay aguas subterráneas, motivo por el que Israel quiere quedarse con esas tierras».

Por supuesto había antes en toda esa región un pueblo palestino, que tenía «una rica vida cultural» y que comerciaba con los europeos, a quienes vendía, entre otros productos, su aceite de oliva y su algodón, explicó Peled.

Y además, se preguntó, ¿qué es eso de que el Holocausto fue la «peor catástrofe de la historia»?, como afirmó von der Leyen. «¿Estamos en una olimpiada? Fue ciertamente una gran tragedia, pero los afrocamericanos pueden decir que murieron más millones de sus antepasados en el comercio de esclavos».

Peled recordó además la muerte de un palestino tras una larga huelga de hambre en protesta por su detención ilegal y denunció que hay «miles de presos políticos» en Israel, además de «dos millones en el campo de concentración que es hoy Gaza».

El encendido elogio que hizo la presidenta de la Comisión de la democracia israelí resulta además extemporáneo cuando ocupa el poder allí el Gobierno más ultraderechista de la historia de ese país, que, como denunció recientemente Amnistía Internacional, trata de «aplastar todo conato de oposición a su sistema de apartheid».

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