Opinión

Fotingo

El Fotingo, un rincón que se "maneja" con buena mano

El Fotingo, un rincón que se "maneja" con buena mano

Defender lo canario, siempre es un honor y diría que una obligación poner en valor lo nuestro, por eso siempre destacaremos una obra de inmensa importancia, estimación y mérito. Es el Diccionario Básico de Canarismos, editado por la Academia Canaria de la Lengua, una fundación pública, constituida en el 1999, por acuerdo del Parlamento de Canarias, teniendo como principales objetivos el estudio y descripción de la variedad canaria de la lengua española y de la producción literaria desarrollada en las Islas. Nos gusta consultar el Diccionario con frecuencia y aprovecharnos de su utilidad.

La palabra «fotingo» quizás para los más jóvenes no les dice nada, pero a los que vamos sumando tiempo y edad sabemos perfectamente que se refiere a un coche viejo y destartalado. Seguro que más de una vez hemos oído la frase «ya es hora de que cambies ese fotingo por un coche nuevo». Esta expresión nos sirve para ejemplarizar otros asuntos, que también deberían evolucionar, innovar o renovarse en Canarias.

Sin dudarlo ni un segundo, empezaremos por el problema estructural de nuestra Comunidad Autónoma, a saber, la dichosa Administración Pública, mayormente inútil, que paraliza cualquier inversión, por la tardanza en la resolución de los expedientes, permisos o licencias. No hay manera que arranque, es un verdadero fotingo, que hay que dejarla ir cuesta abajo, para marchar en cambio, porque de otra manera es incapaz de moverse. Hay que tener agallas para afrontar esta anomalía y emprender las acciones drásticas que se requieran para reformarla, modernizarla, haciéndola más productiva, lo que significa, resumiendo, que sea un verdadero servicio público y no un echadero, donde algunos empleados públicos, no todos por supuesto, porque en la Función Pública Canaria hay verdaderos y dignos profesionales, pero la verdad incuestionable es que hay algunos, suficientemente cuantificables, que desmejoran la imagen del conjunto, empeorando su apreciación ciudadana y que por cierto, en la mayoría de los casos, son los que quieren teletrabajar, incluso los sábados y los domingos.

El otro fotingo que tendríamos que impulsar, pero en su renovación, es nuestro sistema productivo. Pero cuidado, que no se pongan a bailar sevillanas, o mejor dicho, unas isas, los eminentes académicos, políticos y demás personajes, que continuamente suelen repetir la matraquilla de que es necesario cambiar el modelo productivo de Canarias. Esta insistencia ya molesta, por repetida y pesada, se basa no en la realidad, sino en intentar imponer ideologías o egocentrismos, generalmente extremistas.

Canarias nunca ha tenido mayor crecimiento económico y desarrollo social en toda su historia sino cuando ha funcionado armónicamente el binomio construcción-turismo. Los datos así lo demuestran irrefutablemente. Ya sabemos que decir esto escuece mucho, sobre todo a esos personajes sandías, rojos por dentro y verdes por fuera, que pululan por todas las entidades públicas canarias que, viviendo del erario, tienen mucha imaginación y algunas veces torpezas sonadas. Por ejemplo, recordamos que hace poco tiempo un político populista morado decía a los vecinos, en el municipio de Arico, en Tenerife, que tenían que vivir de la producción del queso y de la pesca, mientras él estaba cobrando su buen sueldo, más dietas en el Parlamento de Canarias. Así cuela todo lo que se quiera decir, por disparate que sea. Son unos verdaderos demagógicos y cooperadores a la creación de pobreza generalizada.

Nuestra realidad física, un Archipiélago en el Atlántico medio, con un clima y territorio excepcional, nos condiciona, no puede ser de otra manera, también económicamente. No parece probable la instalación de unos grandes hornos, ni una expansión del sector primario o la puesta en funcionamiento de una factoría de construcción de automóviles. Hay que ser sensatos, la construcción y el turismo son la efectiva riqueza social de Canarias.

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