Opinión

República evanescente, el efecto bumerán

Felipe González atiende a los medios en el Pignatelli. ÁNGEL DE CASTRO

Felipe González atiende a los medios en el Pignatelli. ÁNGEL DE CASTRO / Felipe González atiende a los medios en el Pignatelli. ÁNGEL DE CASTRO

Hace poco se ha celebrado el aniversario pleistocénico de la II República sin las hasta hace poco arrebatadas, aunque marginales, exaltaciones de su divinidad laica. Resultaba imposible mantener por más tiempo la excitación de inmediatez viva y sacralidad inmarcesible de una ficción política (fantasma psicoanalítico) como arma arrojadiza. Es evidente que la reiteración de consignas, las propuestas de veneración y culto, igual de bajo palio al acostumbrado por el caudillo, resultaban cansinas, impostadas, clavo ardiendo al que aferrase, y narcotizantes.

Si la II República como régimen de perfección y solo derechos ha llegado hasta ahora casi, ya se desploma en un lodazal sanguinolento, y uno comprueba que su ens-alzamiento y antifranquismo pachanguero del no del todo estadista Zapatero y del hombre de Estado total Sánchez, de arma arrojadiza se ha convertido en bumerán. Nunca el desprestigio de la II República y el PSOE ha sido mayor, lógicamente no se puede pastorear, inocular formación del espiritual republicano a todos con tanto frenesí y comedia, de nuevo el barroco español con sus desenterramientos religiosos (Primo de Rivera) y dramatismo efectista, han venido provocando la inversión del péndulo de tanto hartazgo y manipulación. Ahora es cuando sabemos (demostrado) cosas de la II República y de la historia del PSOE, que siempre nos negamos a prestar atención. Gracias al efecto bumerán sabemos del perseverante golpismo del PSOE, el moderado Indalecio Prieto involucrado (con armas) en la revolución de Asturias, y del Lenin español Largo Caballero amenazando de muerte (como Pasionaria) a la democracia burguesa, de las persecuciones, elecciones de febrero/36. Y tanto que la historia estaba por saberse. Así el reciente acto de localizar las checas en Madrid/Moscú, que tampoco queríamos saber, de las copiosas matanzas firmadas (no sentencias, ojo) por las izquierdas. La Historia científica, objetiva, sustentada en hechos, no en Historia mitinera legislada, ha sido la respuesta a aquella gran mentira.

En mi historia vivida del final del franquismo y comienzo de la Transición, mientras conocía a gente de toda la oposición vasca al franquismo, al primer socialista que vi fue a Felipe González en un mitin tolerado pero boicoteado en Económicas-Sarriko (Bilbao/1976). Ya tardaron, eso no se hace. Creo que vi alguna bandera republicana en manos de los muy marginales PC(i), PC(m-l), o sea, magma FRAP. A toda la izquierda y abertzalismo le traía sin cuidado la República, modelo de fracaso. O democracia europea o revolución y socialismo, saltándose la república todos. Instalado en Tenerife no conseguía conjugar el callejero militar de la ciudad (con visitantes vascos escandalizados que recibía) con las encendidas celebraciones tabernarias republicanas en su aniversario casi secular. No sabría decir que chirriaba más. Quizá su perfecta simbiosis.

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