Opinión

Tiempo de secano

España en riesgo extremo de sequía este mes de abril

España en riesgo extremo de sequía este mes de abril / pixabay

Se llenan las portadas de sequía, de fotografías de campos áridos, como elefantes tendidos, la piel de la tierra cuarteada y sedienta. El poeta nos dejó dicho que abril el mes más cruel y ahora es también el más seco de los últimos sesenta años, desde que tenemos registro de estas cosas. De pronto se me ocurre que quizás hay un hilo metafórico entre cruel y seco, una línea que une ambos conceptos, y que esta sequía es una crueldad hacia todo, hacia la tierra y la vida y también hacia la esperanza.

He viajado en estos días entre ciudades de este sur que habito y que me habita. He visto que el campo amarillea como al final de agosto. Los meteorólogos anuncian que la semana final de abril tendrá calor de julio. Siguiendo esa progresión, suponemos que a finales de julio el calor será inhabitable, propio del infierno.

La situación es tan grave que el Gobierno va a pedir a la UE que flexibilice las ayudas agrícolas. Apenas hay cereales, alertan los expertos. Esto, traducido a nuestra cotidianeidad, significa que el pan volverá a subir, y también el resto de los alimentos. Nos aguarda un pasado mañana en el que quizás no podremos ni comer ni beber.

Dicen los datos que en todo este mes sólo se han recogido cinco litros de lluvia por metro cuadrado, cuando el promedio venía siendo de treinta y dos. Hay lugares de España donde hace más de cuatro meses que no cae una sola gota. Hay niños en España, estoy seguro, que no recuerdan la lluvia. La lluvia es ya un olvido. Umbral decía que “el agua es una desaparición”, y como tantas veces tenía razón. Vivimos un tiempo de secano, aquello que en otro tiempo se llamaba “una pertinaz sequía”, y es posible que esto se prolongue mucho tiempo o que ya no cambie nunca.

Por eso, si no has sospechado alguna vez que con la humildad del agua empieza la genealogía de los dioses, si no has ido nunca a despertar su voz azul, esa que duerme, profunda, en los aljibes, si no has visto alguna vez sus delicadas hebras, sus cristalinas alas, si no has oído su trémolo en el cristal los días de tormenta, si no has sentido, al sumergirte en ella, su compasión maternal, la primitiva alianza que os une, si no te han sorprendido nunca todas sus formas y has querido descifrar sus hondos ecos, su elemental tesoro, si no has comprendido que es la esencia última del universo, que somos agua, una de sus formas, entonces, la próxima vez que veas llover, recoge un poco de lluvia entre las manos, intenta entender y da las gracias.

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