Opinión | La espiral de la libreta

Olga Merino

El CIS, la cama y Pitágoras

En la película Tristana, de Buñuel, el gran actor Fernando Rey encarna a un donjuán venido a menos que, para justificar su apetito saltarín de cama en cama, pronuncia una frase memorable: «Comer todos los días perdiz cansa». Efectivamente, en la regalía inverosímil de hartarse de caviar del desayuno a la cena, cualquier paladar se estragaría, pues la repetición harta. Y el deseo tiene cola de diablo.

Bien es cierto que el amor romántico, la pareja para toda la vida y las historias de fueron-felices-y-comieron-perdices cotizan ahora muy a la baja, pero de ahí a que el 47,6% de los españoles esté «muy de acuerdo o de acuerdo» en que una persona pueda tener «dos o más relaciones afectivo-sexuales a la vez» media un abismo. ¿Tan modernos nos hemos vuelto? A lo mejor la estupefacción solo zarandea a quien escribe, que va cumpliendo años y por eso se acuerda de Fernando Rey.

El porcentaje en cuestión asoma en un reciente sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) titulado Encuesta sobre relaciones sociales y afectivas pospandemia (III), donde parece que la teoría del poliamor despierta entusiasmos nada desdeñables. No solo se habla de mantener dos relaciones a la vez, sino que se incluye un sorprendente adverbio comparativo. ¿Más de dos relaciones al unísono? ¡Si no da la vida para una! Ignoramos a quién habrán preguntado los encuestadores, pero da la impresión de que en las respuestas se ha infiltrado bastante cachondeo y proyectado no menos anhelo erótico.

Tareas domésticas

El teorema de Pitágoras casa mal con el triángulo amoroso: siempre hay alguien que pierde, que se queda en el ángulo muerto. Se hace raro que la hipotenusa y los dos catetos convivan bajo el mismo techo. Creo.

La segunda variable más interesante del estudio afirma que el 80% fía una relación a la corresponsabilidad de la pareja en las tareas domésticas. El porcentaje indicaría que las señoras de la encuesta, las principales afectadas, se han lanzado en tromba a poner la equis en dicho casillero y, dos, que el asunto del fregoteo en casa sigue siendo el campo de las peores batallas.

Otro dato: los españoles puntúan su felicidad con un 8,06 sobre 10. Preguntar por la felicidad así, a secas, remite a aquella canción cursi de Al Bano y Romina Power. En verdad, la plenitud viene circunscribiéndose a cobrar a fin de mes y que no enferme la gente a la que quieres. Los libros. También que Vodafone no te llame cuando tienes la sartén a todo plan. Y tal vez ahorrarse el alud de encuestas electorales que están al caer.

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