Opinión | El recorte

Etc, etc, etc

Yolanda Díaz en 'Lo de Évole'.

Yolanda Díaz en 'Lo de Évole'. / La Sexta

Los políticos están más agoniados que de costumbre. Serán los nervios. Unos pueden perder el mejor salario que han tenido en sus puñeteras vidas. Otros piensan que lo podrían tener. Y así pasa lo que pasa. Por ejemplo, que en el BOE se hayan publicado dos versiones simultáneas y distintas de un artículo de una misma ley. Échale hilo a la cometa. Las autoras son, inevitablemente, Yolanda Díaz e Irene Montero. Una dice Digo y la otra Diego. Ya ves cómo está el patio.

Estas tiempos son, también, ocasión de divertidas entrevistas. Nuestro bien amado presidente Sánchez, nos ha regalado unas declaraciones en las que pide perdón a las víctimas de violación por «los efectos indeseados» de la Ley del solo sí es sí. O sea, por los beneficios penitenciarios concedidos involuntariamente, por la chapucera ley, a los delincuentes. Pero eso viene a ser, mucho que no lo siento, como el maltratador que le pide perdón a su pareja después de haberla inflado a hostias.

¿Cómo que perdón? La ley fue aprobada por el Consejo de Ministros, Ministras y Ministres, con Sánchez a la cabeza, a pesar de las advertencias de sus defectos legales. Echarle la culpa a Irene Montero, como si la ley fuera solo producto de su prepotencia, es de un cinismo estomagante. Más les valdría haberla cambiado ya, porque aún no lo han hecho, en vez de perder el tiempo con lágrimas de cocodrilo electoral. Sánchez, además, asegura, casi por la cuquita del niño Jesús, que nunca, jamás, por Dios bendito, y si hace falta lo dice cien veces, tiene pensado gobernar con Bildu. Y ahí queda eso. Aunque haya aprobado con Bildu la intervención en los precios del alquiler en España.

El programa socialista para estas elecciones tiene asuntos esplendorosos. Como instar a que los municipios multen a los clientes de la prostitución en la calle. Muy listo el equipo del Tito Berni, que se montaba los accesos carnales con tarifa de hotel incluida. Además de perseguir a las busconas y sus buscones, los socialistas quieren que cualquier ciudadano tenga un parque a menos de trescientos metros de su casa y vea al menos tres árboles desde su ventana. Podría ser difícil en el caso de una vivienda que dé a un patio interior. Será así, seguro, en el caso de las 50.000 viviendas de la Sareb, el banco ‘malo’ (¿hay alguno bueno?) que se quedó con el ladrillo tóxico de las Cajas de Ahorro. ¿Recuerdan? Aquella banca pública de las tarjetas black y las mariscadas que unieron entrañablemente a políticos, sindicalistas y empresarios. Las elecciones le han refrescado la memoria a Sánchez que ha descubierto súbitamente esas viviendas olvidadas y dice que las va a poner en el mercado. Promesa de Sánchez escrita en la arena electoral.

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