Opinión

Black Lives Matter o de qué negros hablamos

Las protestas se suceden en Estados Unidos contra la violencia policial tras la muerte de Tyre Nichols

Las protestas se suceden en Estados Unidos contra la violencia policial tras la muerte de Tyre Nichols / Reuters

Tyre Nichols murió por conducción imprudente, el caso es que lo mataron cuando ya había dejado de conducir. Era negro. Como los cinco policías que le mataron. Esta vez no fue un solo policía, sino cinco, cinco policías negros no valen igual que un policía blanco, uno blanco opaca a cinco negros. No se ha hecho famoso, ha muerto como lo hacen muchos negros, de forma muy anómala y sin homenajes ni fama mundial, ocurrió este mismo año. Un asunto entre negros. La sociedad respeta al milímetro los asuntos internos de cada comunidad, Black Lives Mater no echó el resto esta vez. Todos negros, pues todos negros. Los equipos de fútbol europeos no hincaron la rodilla en tierra. Puede parecer que quien realmente importa no es el que muera sino quien lo mata. En nuestra calle, la 16 de Washington es una constelación de templos, iglesias, sinagogas, centros budistas y orientalistas, templos masónicos, pero no hay mezquitas en esa calle, están en otras y no son pocas. La 16 sigue siendo un elegante avenida de culto, pero ahora festoneada hasta en casas particulares por el lema Black Lives Matter.

En el año 2021 es cuando ocurre el asesinato de George Floyd, a manos de un policía blanco cuya crueldad puede verse en todo el mundo y pone en escena al movimiento Black Lives Matter, que ha nacido en 2013. Su objetivo es denunciar y poner coto a la violencia y abuso policial contra los negros. De hecho la vida de los negros claro que importa y muchísimo, algo que es inapelable, ya que se desenvuelve desde la más alta magistratura del Estado (presidente negro reelegido) y toda la cúspide del mismo: secretarios de Estado, jefatura del ejército y del poder judicial, el poder económico, el deporte, el espectáculo, universidades, hasta desplegarse por la sociedad civil, muchos muy bien situados. -¿De qué negros estaríamos hablando?- De mucho mérito, por cuanto representan tan solo el 13% de la población estadounidense. Ocurre que con esa población casi alcanzan el 70% de la población reclusa. Llegados aquí, podemos dar megafonía al racismo, pintada a la victimización, la demonización del hombre blanco y toda la quincalla de saldo ideológico woke, o interesarnos realmente por las comunidades negras. Seguir con las estadísticas e indagar por el abandono escolar, edad de los embarazos, madres solteras, desestructuración familiar, políticas de discriminación positiva y su gestión, abandono por negros, en cuanto pueden, de sus barrios y criminalidad derivada. Estudiar y trabajar sobre estas características de las comunidades negras supondría darles la importancia real y funcional que merecen, no el odio reactivo buscado con militancia obsesiva.

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