Opinión | Crónicas de la Revo-ilusión

El fin de la política

La portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario este jueves.

La portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario este jueves. / Eduardo Parra - Europa Press

Esto es lo que queda de la política, un subgénero grotesco rayano en lo absurdo. Algo de lo que se habla como si no tuviera nada que ver con la responsabilidad de una sociedad. Porque las causas de su fracaso están en nuestro propio fracaso, desde el momento en que la vocación de servicio público pierde credibilidad cuando lo único que está en juego es la oportunidad de pillar un trozo de poder. Para favorecer a tu entorno, a tu grupo de acólitos y que tus padrinos puedan medrar a sus anchas, bajo la fachada de un programa electoral lleno de maravillosos proyectos. Existe un enorme abismo entre la base social de un partido y los intereses económicos que operan alrededor de su candidatura. Lo más triste es que son, precisamente, esas personas que trabajan con ahínco por la creencia en los valores de una determinada marca política, las que ayudan a construir la ficción que luego les decepcionará. Sentirse engañados por la perversión del sistema democrático y el montaje escénico que contribuimos a fortalecer, no es muy distinto que poner el grito en el cielo cada vez que rescatan a una entidad bancaria a nuestra costa. Como inventos producto de la imaginación, política y dinero devoran a sus creadores, monstruosidades nacidas de la ambición que nos caracteriza y que criticamos sin descanso si sus consecuencias no nos benefician. Nadie es inocente y si alguien afirma lo contrario, su presunta ignorancia no lo exime de culpabilidad. Serán las máquinas, cuyo origen también se sitúa en el talento humano, quienes sustituyan a los hacedores de la política pequeña y de la grande, es decir, a los que participan y compiten en un mercado que los expulsará, que nos dará por amortizados. Llegan unas coordenadas distintas para poner rumbo al mismo fin. El fin de la política.

dorta@brandwithme.com

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